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El sistema de pensiones en México es un tema complejo y controversial, que ha estado en el centro del debate público desde hace décadas.
Raúl Cruz
El sistema de pensiones en México es un tema complejo y controversial, que ha estado en el centro del debate público desde hace décadas. En 1997, se llevó a cabo una reforma que cambió el sistema de pensiones de reparto a uno de cuentas individuales controladas por las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore). Esta reforma fue impulsada por el gobierno neoliberal de Ernesto Zedillo, con el argumento de que mejoraría la eficiencia y la sostenibilidad del sistema de pensiones.
Sin embargo, la reforma de 1997 ha tenido resultados negativos para los obreros y ha sido ampliamente criticada por los trabajadores y los académicos. Se argumenta que la reforma ha privatizado el sistema de pensiones, dejando a los trabajadores a merced de los mercados financieros. Además, se señala que la reforma ha reducido los beneficios de los trabajadores, lo que les dificultará tener un retiro digno.
En días anteriores, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador presentó una propuesta de reforma al sistema de pensiones. Esta propuesta busca que los trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), reciban una pensión del 100 por ciento del salario previo a jubilarse. La propuesta ha sido bien recibida por los trabajadores, pero ha sido criticada por los empresarios y los organismos financieros internacionales.
Sin embargo, cabe destacar que la propuesta se hace en tiempos electorales y sin contar con los votos suficientes dentro del Congreso de la Unión.
Esta propuesta del presidente López Obrador plantea que entre el 2024 y 2030 se realice un aumento gradual en las aportaciones patronales, para así pasar al de 6.5 al 15 por ciento en el 2030. Este sistema combinaría las aportaciones de los trabajadores, los patrones y el gobierno para financiar las pensiones. El gobierno propone que las aportaciones que le corresponden sean de 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Dicha propuesta parece ser una oportunidad para mejorar el sistema de pensiones en México. Pero para que esta propuesta se concrete, necesitamos luchar por ella. Necesitamos unirnos como trabajadores y exigir al gobierno que no solo quede como una iniciativa para obtener simpatías y votos en este año electoral, sino que en verdad se promueva e implemente.
Mi reflexión pretende ser un mensaje de lucha, unión y esperanza para los obreros de México. Debemos tener claro que el sistema de pensiones es un tema que nos afecta directamente a todos los trabajadores. Se trata de nuestro derecho a tener un retiro digno, después de una vida de trabajo.
La reforma de 1997 nos ha dejado a merced de los mercados financieros. Nos ha reducido los beneficios y nos ha hecho más vulnerables a la pobreza en la vejez. Por tanto, un sistema de reparto solidario nos daría la seguridad de que tendremos una pensión digna, sin importar las condiciones del mercado. No nos dejemos engañar por los empresarios y los organismos financieros internacionales. Ellos no nos quieren ver con una pensión digna. Ellos quieren seguir lucrando con nuestro trabajo, incluso en la vejez.
Luchemos juntos por un sistema de pensiones justo y sostenible. Que las iniciativas para mejorarlo no se queden solo en promesas electorales. Luchemos por un sistema que nos garantice una vejez digna, después de una vida de trabajo. ¡Unidos y organizados podemos lograrlo!
