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Sistema colapsado

Acerca del sistema de salud en México

Manuel Gómez

Hace un par de meses tuve la desagradable necesidad de estar en un hospital del sector salud de la Ciudad de México, y digo desagradable por algunas cuestiones que me tocó vivir y que quiero compartirles.

Primera. El día que llegamos a urgencias del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, nos topamos con una sala completamente llena, en ella diferentes profesionales de la salud brindaban atención a pacientes que se encontraban en el piso o, si corrías con suerte, en alguna silla, la gravedad de mi paciente requería hospitalización de inmediato, sin embargo, a decir de los propios médicos, no tenían ninguna cama disponible, que había que esperar a que alguna cama se desocupara y que si decidíamos esperar teníamos que firmar una hoja donde el hospital se deslindaba de cualquier situación fatal que ocurriera con el paciente, firmamos dicha hoja y fue hasta pasadas las 48 horas que nos asignaron una cama, repito, esto debido a la gravedad del paciente. No obstante, en esa sala había gente que, según los propios médicos, ya tenían siete días esperando un lugar. Es una situación terrible que los hospitales de alta especialidad no tengan lo necesario para atender a la población mexicana, aquí quiero señalar que tampoco es culpa del cuerpo médico pues ellos trabajan a contracorriente con la infraestructura, equipos y el poco presupuesto que les es asignado.

Segunda. Uno pensaría que ya teniendo cama asignada y estando atendido “las 24 horas” la situación sería diferente, pero no es así, para trasladar al paciente, de urgencias al pabellón, tuvimos que esperar más de cinco horas porque no había camillas suficientes para cubrir la demanda, y en muchas de esas camillas los médicos tienen que atender a los pacientes; no hay siquiera sillas de ruedas, al acercarme al personal encargado para solicitar una silla ellos mencionaron que no tenían en ese momento pues solo contaban con 17 sillas para todo el hospital, y estamos hablando de un centro hospitalario de alta especialidad, así las cosas.

Tercera. Ya por fin en piso (como ellos dicen) me tocó presenciar que dos enfermeras que se encontraban de turno se disputaban las sábanas para las camas, así es, ni siquiera sábanas suficientes tiene el hospital, está situación que les narro seguramente se repite en todos y cada uno de los hospitales del sector salud, un hecho triste y lamentable.

A nadie de ustedes, compañeros trabajadores, les deseo que tengan que atravesar por una situación tan difícil como la que significa estar enfermo o al cuidado de un familiar internado. Sabemos que estar en un hospital es una situación compleja y se hace presente inevitablemente la desesperación, la incertidumbre y la preocupación por no saber qué desenlace tendrá la salud de nuestro familiar o de uno mismo.

Además, estar en un hospital implica un gasto importante que la inmensa mayoría de los trabajadores no tienen contemplado pues los ingresos que recibe por su trabajo no alcanzan en estos momentos para costear gastos extraordinarios de salud o también porque las enfermedades o accidentes nos toman por sorpresa; los gastos en trasporte (para acudir al hospital) alimentación, medicamentos (que no hay en los hospitales) se hacen estrictamente necesarios y es aquí donde el o los afectados tenemos que recurrir al endeudamiento e incluso llegan a pedir en las calles con tal de sacar adelante el problema.

Pero ¿cuál es la importancia de los servicios de salud para los trabajadores en México? Destacaré algunos aspectos que me parecen relevantes:

  1. Bienestar físico y mental. La salud de los trabajadores impacta directamente en su calidad de vida. El acceso a servicios de salud permite a los trabajadores prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades, lo que contribuye a su bienestar general y a su productividad laboral.
  2. Prevención de enfermedades. Los servicios de salud ofrecen programas de prevención y promoción, lo que ayuda a reducir la incidencia de enfermedades crónicas y laborales. Esto es crucial en un país como México, donde las enfermedades no transmisibles como, por ejemplo, la diabetes y la hipertensión son un problema que va en aumento y que ya afecta a muchos trabajadores.
  3. Protección social. A través de los servicios de salud, los trabajadores y sus familias reciben protección ante riesgos económicos que puedan surgir de enfermedades, accidentes laborales o incapacidades. Esto es vital para garantizar un apoyo en tiempos difíciles como los que vivimos actualmente en que el salario no alcanza ni para la canasta básica.
  4. Equidad y acceso. Los servicios de salud también juegan un papel importante en la promoción de la equidad. Asegurar que todos los trabajadores, independientemente de su estatus socioeconómico, tengan acceso a atención médica adecuada es fundamental para construir una sociedad más justa y que en estos momentos no ocurre.

Todo lo anterior me hace reflexionar y pensar en la difícil y deplorable situación en que se encuentra tan importante servicio y derecho de los trabajadores de nuestro país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la Población Económicamente Activa (PEA) de México, en julio de 2024, fue de 60.3 millones de personas de las cuales, al 31 de agosto de 2024, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tenía registrados 22 millones 389 mil 835 puestos de trabajo afiliados, fíjense ustedes, poco más de 22 millones de mexicanos sufren las deficiencias en que se encuentra el sistema de salud pública, con una infraestructura en mal estado, sin equipos, sin camas suficientes, sin medicamentos, sin inversión en tecnología de punta que permita una mejor atención de las enfermedades.

Al decir esto no podemos olvidarnos de aquellas personas que no cuentan con ningún tipo de asistencia médica, según las cifras del Inegi que van en línea con los datos previamente publicados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2022, 50,4 millones de mexicanos reportaron carencia en sanidad, un incremento del 150 por ciento respecto a los 20,1 millones que eran atendidos en 2018.

 

 

Tampoco podemos olvidarnos de los trabajadores informales que al cierre de abril de 2024 ya eran 32.6 millones de personas en el empleo informal en México, con lo que la tasa ascendió a 54.6 por ciento, su mayor nivel en cinco meses, según datos del Inegi. Pero estos no solo no cuentan con servicios de salud, sino que tampoco cuentan con otras prestaciones laborales como aguinaldos, vacaciones, utilidades, días de descanso obligatorio, permisos por maternidad o paternidad, etc.

 

 

Cómo podemos darnos cuenta, el sistema de salud “como en Dinamarca” que se prometió a inicios del sexenio pasado solo estuvo en la imaginación y seguirá estando en la mente de los políticos que dijeron que “primero los pobres” y ya ni que decir de la violencia, la inseguridad, la educación, la vivienda, la economía y la falta de servicios básicos.

 

 

Amigos trabajadores, quienes colaboramos en el Informador Obrero los invitamos a que se organicen y luchen en todo momento por la defensa de sus derechos ya que es de suma importancia para el mejoramiento de la calidad de vida de nuestras familias.

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