Erick García
“Parques industriales, fortaleza de la economía del Estado de México: Fidepar”.
“El Economista”, 15 de julio de 2019.
Hace unos días leí una nota titulada “Parques industriales, fortaleza de la economía del Estado de México: Fidepar”, publicada en el periódico “El Economista”, con fecha 15 de julio de 2019, donde se menciona que “la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) a través del Fideicomiso de Parques Industriales (Fidepar) informó que en el Estado de México existen poco más de 100 desarrollos industriales, que incluyen parques, corredores, zonas y desarrollos logísticos. En estos operan más de 1,900 empresas dedicadas a la producción de diversas mercancías como autopartes, equipo de transporte, componentes diversos, además de la industria química, fábricas de bebidas y alimentos, entre otras”. También se mencionó que dichas empresas aportaban “más de 8.5% del Producto Interno Bruto Nacional según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)”.
Además, la nota nos informa que los desarrollos industriales mencionados se encuentran ubicados “en el Valle de Toluca y de México […] el municipio que más tiene es Tlalnepantla donde existen 17, seguido por Cuautitlán Izcalli con 12, mientras Toluca tiene 11, Ecatepec y Tultitlán 10 cada uno, en tanto que en Lerma operan siete y en Naucalpan seis […] Sedeco logró el desarrollo de un parque industrial denominado Arco 57, ubicado en las inmediaciones de los municipios de Soyaniquilpan y Jilotepec, inaugurados recientemente”. De lo anterior se desprende que los distintos desarrollos industriales contribuyen de manera importante al fortalecimiento de la economía del Estado de México y muy probablemente de varios estados colindantes y, con ello, a mejorar las condiciones de vida de la población que trabaja y consume los productos fabricados en dichas empresas.
No obstante, en mi opinión, este creciente desarrollo industrial en aquella zona del Estado de México, no se corresponde con el mejoramiento del bienestar que deberían tener los trabajadores que laboran en todas esas empresas. Detrás de este importante desarrollo industrial queda oculto el esfuerzo, dedicación y, sobre todo, la energía que emplean los miles de trabajadores que laboran en dichos parques industriales, ya que son los obreros los productores directos que con su fuerza de trabajo generan todas las mercancías que se fabrican en las empresas a cambio de salarios bajos.
Si revisamos lo que dice la Ley Federal del Trabajo (LFT) en relación al salario que debe recibir un trabajador y lo contrastamos con el monto real que recibe y su capacidad de compra, veremos la injusta explotación a la que el obrero es sometido diariamente. Tomemos como base el monto nominal de salario mínimo establecido por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos de México en este año 2023, que es de 207.44 pesos. El artículo 82 de la LFT establece “Salario es la retribución que debe pagar el patrón al trabajador por su trabajo”, y el artículo 90 nos dice: “Salario mínimo es la cantidad menor que debe recibir en efectivo el trabajador por los servicios prestados en una jornada de trabajo. El salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de una o un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de las y los hijos”. El artículo 58 de la LFT nos dice “Jornada de trabajo es el tiempo durante el cual el trabajador esta a disposición del patrón para prestar su trabajo”. Y el artículo 61 establece “La duración máxima de la jornada será: ocho horas la diurna, siete horas la nocturna y siete horas y media la mixta”.
Ahora bien, si el salario es de 207.44 pesos entre 8 horas de una jornada de trabajo diaria tenemos que por hora los patrones le pagan al trabajador 25.93 pesos. ¿Será que los desarrollos industriales del Estado de México y del país están pagando lo justo a los trabajadores?, ¿con 207.44 pesos diarios será suficiente para que un jefe de familia pueda satisfacer las necesidades de su familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de las y los hijos? Claro que no, los patrones dueños de las empresas se llevan millones de pesos diarios en ganancias. ¿Para qué alcanzará este salario a los obreros?, ¿los desarrollos industriales del Estado de México están contribuyendo al bienestar material de los obreros y sus familias?
A pesar de que todos los trabajadores conocemos las respuestas a estas preguntas, lo cierto es que son pocos los obreros que deciden exigir sus derechos laborales. Sabemos bien que los dueños de las empresas y los sindicatos patronales a su servicio, ante cualquier reclamo, de manera inmediata nos despiden del trabajo y nos echan a la calle. Por ello es necesario que ante el creciente desarrollo industrial el trabajador reclame el cumplimiento a sus derechos laborales, pero no lo debe hacer de manera individual, aislada y exponiéndose al despido, sino que lo debe hacer de manera colectiva, unidos y organizados en un sindicato auténtico que en verdad defienda sus derechos. Tengámoslo siempre presente: solo de manera consciente y organizada los trabajadores podremos defender con éxito nuestros intereses. No hay otro camino.