«Todo lo que acontezca en el mundo tiene repercusión en nuestro país y, por tanto, en nuestra vida diaria como trabajadores».
Federico Hernández
Todo lo que acontezca en el mundo tiene repercusión en nuestro país y, por tanto, en nuestra vida diaria como trabajadores. Por muy lejano que sea el país en que suceda un conflicto, un desastre natural, un cambio de régimen, etc., esto nos afecta en mayor o menor medida, pero nos afecta. Muchas veces el trabajador sin querer, sin concientizarlo suficientemente, sumido en su frenética y necesaria actividad laboral, piensa que lo único importante es lo que acontece a su alrededor inmediato: su fuente de empleo, su vecindario y, por su puesto, su familia, sus amigos y conocidos. Y en efecto, eso es de gran importancia, sin duda alguna. Pero basta tan solo que se eche una mirada un poco más lejana y veamos lo que acontece en el planeta y como está incidiendo e incidirá de manera determinante en nuestro futuro y en el de las generaciones venideras. Dos acontecimientos internacionales recientes han ocupado el espacio de los medios masivos de comunicación: la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina por parte del Estado sionista de Israel. En estos dos sucesos aparece como auspiciador Estados Unidos, nuestro vecino y mayor socio comercial, además de las potencias europeas.
Antes de entrar propiamente en el tema es necesario decir que los poderosos medios de comunicación en México (TV azteca, Televisa, etc.) deforman la realidad sobre los acontecimientos, y cuando no, minimizan su trascendencia o silencian de acuerdo a los dictados de los poderosos grupos económicos de EE.UU. que determinan qué información debe difundirse por las agencias noticiosas en todos los países que están bajo su égida. Estamos todos sometidos a un permanente bombardeo de información tendenciosa que pretende acondicionar nuestra mente a los intereses económicos e ideológicos de los poderosos dueños del dinero. Nada, ni una palabra ni una coma, me atrevo a decir, se dice en esos medios en México, sin que antes lo autoricen las grandes agencias noticiosas (CNN, CBS, NBC, The New York Times, The Economist, Le Monde, The Wall Street Journal, Le figaró, entre otras) controladas por los grupos económicos poderosos como Banca Morgan, Coca Cola, PepsiCo, Citibank, Danone, Chryler Ag, General Motor, Ford Motor Company, solo por mencionar algunas firmas transnacionales.
Ante esto, alguien pudiera preguntar ¿qué podemos hacer los trabajadores? Dos cosas en mi modesta opinión: una, tomar una actitud crítica y razonada ante cada información que nos llegue por esos medios ya que sabemos que siempre ocultan, sesgan o callan información a la conveniencia de los dueños del dinero; todos tenemos esa capacidad de razonar y poder encontrar la mentira envuelta con el papel celofán brillante de la mentira. La otra cosa que podemos hacer es buscar medios de comunicación que sean más objetivos, que verdaderamente nos informen cómo están aconteciendo los sucesos en el país y en el mundo. Y aunque estos medios son los menos numerosos, pero ¡existen!
La guerra en Ucrania no ha tenido el éxito que esperaban los países encabezados por EE.UU. con su brazo militar: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), quien le proporciona ayuda militar, logística y con personal de mando al frente del ejército neofascista de Volodímir Zelensky, presidente de Ucrania. Esperaban que esa arremetida militar combinada con medidas relámpago para dañar la economía rusa provocarían una caída del gobierno de Vladimir Putin. De esta manera esperaban crear las condiciones a mediano plazo para dividir la Federación Rusa en pequeñas repúblicas independientes, y con esto, enfrentando a pequeños Estados débiles y sometidos, tener a su disposición los inmensos recursos naturales de que dispone este vasto país, recursos como petróleo, gas, madera, diamantes, oro, productos agrícolas, etc. Pero Rusia, la Rusia que enfrentó y derrotó al entonces poderoso ejército napoleónico de más de 400 mil hombres a principios del siglo XIX, y que derrotó como país socialista, la URSS, a las hordas del ejército hitleriano en la Segunda Guerra Mundial, hoy muestra que no está dispuesto a ser presa fácil y que, todo indica, ganará esta nueva guerra.
Ahora bien, ¿cuál es la importancia de que Rusia gane la guerra en Ucrania (provocada, insisto, por la ambición de dominio del imperialismo norteamericano que necesita mercados y fuentes de materias primas, y para ello, realiza guerras de rapiña) como se vislumbra ya? Una de ellas es porque el mundo unipolar en el que domina una o unas cuantas potencias imperialistas (EE.UU. y los países europeos más desarrollados que expolian a todos los países pobres) está muriendo de muerte natural. Nacerá, y lo estamos presenciando, un mundo multipolar en el que ya muchas naciones en el planeta puedan tener un desarrollo económico y social sin que la mano de EE.UU. se lo impida. Se yerguen países como la India, Irán, Sudáfrica, Rusia y China que representan este nuevo mundo multipolar. La derrota de los países que representan el mundo unipolar y neocolonial no solo está siendo en el terreno militar sino, sobre todo, en el terreno económico. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) se han agrupado para promover la multipolaridad ya que solo la economía emergente de estos cinco países genera más del 20 por ciento del Producto Interno Bruto a nivel mundial. Por eso lo que suceda en Ucrania, sin exagerar, es de alcance histórico.
¿Y a los obreros mexicanos cómo nos afecta este suceso? Pues ayudará, tarde o temprano, a que en un futuro nos quitemos las férreas ataduras que nos someten al poderoso país del norte, lo cual impide un desarrollo verdaderamente libre de nuestra economía; además nos permitirá elegir un régimen económico y político que en verdad vea por un reparto justo y equitativo de la riqueza social que producimos. Un mundo multipolar allanará, sin duda, las condiciones para alcanzar ese fin.
El otro suceso de trascendencia actual. Palestina sufre hoy un genocidio por parte del Estado Sionista de Israel y de su aliado, EE.UU. Han muerto ya miles de niños, mujeres y hombres inocentes de ese pequeño territorio de Palestina llamado la Franja de Gaza; se está desplazando a cientos de miles de palestinos de sus tierras, de sus hogares; se destruyen hospitales y escuelas, se les deja sin energía eléctrica, sin agua y sin que pueda ingresar ayuda humanitaria. El despojo de los territorios por parte de los sionistas israelitas a los palestinos empezó a finales del siglo XIX con el auspicio de la Inglaterra colonial y se afianzó y aceleró en 1948 con la creación y reconocimiento por las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial (EE.UU. e Inglaterra, sobre todo del primero) del Estado de Israel en territorio palestino. Desde entonces, se ha venido despojando de más y más territorios a los palestinos por parte de Israel. ¿Qué se pretende con esta invasión de Israel y Estados Unidos a territorio palestino, aunque éste participe indirectamente? No nos engañemos; no es liberar a los rehenes que tiene el grupo Hamás. Ese es sólo un pretexto para conseguir objetivos menos confesables: lo que en verdad pretenden es apoderarse de más territorios palestinos, de sus recursos naturales como los inmensos yacimientos de gas en las costas del mar Mediterráneo que le pertenecen al pueblo palestino. Y pretende fortalecer a Israel como aliado estratégico en Medio Oriente porque, entre sus objetivos geopolíticos, está el conservar la existencia de un mundo unipolar. Nuevamente aparecen las dos vías de desarrollo mundial que luchan hoy: el mundo unipolar encabezado por EE.UU. que quiere dominar y expoliar al mundo (que hoy asesina a miles de niños palestinos), y, por otro lado, el mundo multipolar encabezado por China y Rusia que pretenden un mundo más justo y más libre para los pueblos del planeta.
Para los obreros, lo que ocurra hoy en el mundo es de gran importancia, es por ello debemos estar atentos y no caer en la mentira de los poderosos dueños del dinero y de los medios de comunicación masiva a su servicio. Recordemos que el capital transnacional donde quiera que se anide busca incrementarse a costa de estrujar al máximo nuestra fuerza de trabajo, haciendo que laboremos largas e intensas jornadas de trabajo por salarios de hambre. Busca hacerse de materias primas baratas a costa de lo que sea: a través de guerras, golpes de Estado, bloqueos económicos, etc.
El obrero inglés, ucraniano, israelita, norteamericano, ruso, como el mexicano, es un obrero que vive en las mismas condiciones: explotado por el capital. Por eso el gran sabio alemán Carlos Marx lanzó la consigna “¡Proletarios del mundo, uníos!” Hoy más que nunca los obreros del mundo nos debemos unir para lograr un mundo más justo y equitativo para los seres humanos. Y hoy ese mundo, a pesar de los sangrientos conflictos que sufre, se dibuja con esperanzadores contornos luminosos en la naciente construcción de un modelo económico multipolar.