Nataly Barrera
México es un país de hombres y mujeres fuertes, trabajadores e inteligentes, pero nos enfrentamos a la siguiente contradicción e injusticia: debería ser que “quien más trabaja más gane” pero no es así, en nuestro país las jornadas laborales son las más largas a nivel mundial, ocupando el primer lugar en promedio de horas trabajadas, con una media por trabajador de más de 2 mil horas laboradas por año, ¿esta realidad se compensa con nuestro salario?
El gobierno actual anunció, con orgullo, el alza del salario mínimo para inicios del 2025, pasando de $248.93 a $278.80 diarios, sin embargo, a pesar de este aumento tan cantado, en muchas empresas al trabajador no se le ha aplicado. Mientras que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el último lugar en cuanto al monto del salario anual expresado en dólares:
- Luxemburgo, 85 mil 525.
- 2. Islandia, 81 mil 378.
- Suiza, 79 mil 203.
- Estados Unidos, 77 mil 225.
- Bélgica, 69 mil 873.
- 38. México, 20 mil 090.
En estos datos podemos observar que los trabajadores de Luxemburgo ganan, al año, 60 mil dólares más que los mexicanos. El salario actual del cual presume y se enorgullece el gobierno morenista no es suficiente ni significativo ya que no cubre siquiera las necesidades básicas alimenticias de las familias de los trabajadores.
Esta comparación para muchos capitalistas no es válida, pretextan que no somos primer mundo, y que la condición de México no permite un salario digno ya que no somos un país desarrollado y, por tal motivo, solo podemos ofrecer mano de obra barata a la industria nacional y extranjera. De modo que las empresas se descaran y aprovechan el bajo costo de la mano de obra en nuestro país, reflejando que su política laboral se sustenta en la explotación de la clase obrera: “el obrero trabaja sin parar y gana para medio comer, los bolsillos de los explotadores llenas estarán”.
Nuestro país se destaca pues por ofrecer mano de obra barata. Es importante señalar que en este modelo económico capitalista ganan los dueños de los medios de producción, impidiendo toda posibilidad de que los obreros tengan un salario digno y mejores condiciones de vida; su interés es someter a la clase trabajadora en jornadas desgastantes y salarios de hambre, mientras que ellos llenan sus bolsillos de dinero con las ganancias que obtienen de nuestro trabajo; y remarco “de nuestro trabajo”, ya que a muchos trabajadores el patrón les hace creer que, gracias a él, ellos reciben un salario para mantener a sus familias, que gracias a él, la empresa genera riqueza. Y aquí es donde hay un engaño total: los patrones se han apoderado de las maquinas, de las herramientas con que se produce, de las materias primas, del inmueble donde se encuentran todos trabajando y de la fuerza de trabajo que contratan a cambio de un salario, misma que los obreros desgastan durante la producción.
Serán dueños de todo eso, pero sin las manos del obrero, sin su fuerza de trabajo, las herramientas no funcionarían solas, ni las mercancías se producen solas, así es que esa mano de obra es la que hace posible la producción de mercancías que finalmente se habrán de intercambiar por dinero. Y en el costo del producto va incluida la fuerza de trabajo que el obrero gastó durante toda la jornada de trabajo, o sea, los patrones cobran muy caro el desgaste y agotamiento del obrero, y se lo pagan con miseria disfrazada de salario mínimo, así se explica la ganancia de los capitalistas y la pobreza de los obreros.
México tiene posibilidades de hacer crecer soberanamente su riqueza para el beneficio de los mismos trabajadores, por eso es muy importante que como asalariados entendamos, estudiemos y analicemos temas de economía, historia, política y muchos otros campos del conocimiento; la clase obrera debe estar preparada para entender los fenómenos que se suceden a nivel mundial y nacional, cuyas consecuencias nos afectan directa e indirectamente; que no justifiquemos las acciones de nuestros patrones; debemos estar unidos y jamás traicionar a nuestros compañeros que intentan luchar por mejores condiciones laborales; unifiquémonos y organicémonos como uno solo, ya que los obreros tenemos poderosos enemigos en común, que luchan incesantemente y sin piedad en contra la clase trabajadora: los explotadores dueños del capital.
Nuestra lucha es como aquella reflexión que hace Cervantes en su obra de Don Quijote de la Mancha: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no puede igualarse los tesoros que encierran la tierra ni el mar encubre, por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres». Esta cita, aunque no directamente habla sobre la explotación laboral, resalta la importancia de la libertad como valor fundamental, y el cautiverio como un mal extremo. Liberémonos de las cadenas de la explotación capitalista, compañeros, que no tenemos nada que perder.