Ernesto Acolmixtli
A lo largo de la historia
moderna de México, han surgido partidos políticos
con todo tipo de intereses económicos e ideológicos, algunos que ya existían se
han cambiado de nombre y de color porque ya estaban muy desprestigiados. Al
mismo tiempo, muchos políticos brincan de un partido a otro para seguir en la
lucha por el poder político del país pero con el único interés de beneficiarse
de éste. Todos los partidos hablan de representar los intereses de los
trabajadores y del pueblo de México, pero en realidad todos utilizan al pueblo trabajador, y su voto, para buscar un
triunfo electoral inmediato y después olvidarse de los millones de obreros y sus familias, dedicándose
a enriquecer a la clase social que representan y a los principales personajes
que los dirigen. Podemos asegurar que en México no existe un partido que en verdad represente los interese
de los trabajadores. Veamos más de cerca el problema.
Un partido
político es, por definición, una herramienta en manos de una clase social,
fracción de clase o simple grupo con intereses económicos y políticos comunes,
cuyo propósito central es la conquista del poder político. Por ejemplo, los
empresarios dueños del capital son una clase social que tiene como interés
principal la obtención de grandes ganancias de sus negocios; los campesinos con
alguna propiedad de terreno, son una clase social y tienen como interés
principal producir buenas cosechas y venderlas a buenos precios; los obreros,
que no tenemos más que nuestras manos para trabajar, somos una clase social y
nuestro interés principal es tener un mejor salario y mejores condiciones
laborales. Al partido político pertenecen los mejores elementos de cada clase
social y tienen como misión principal poner en práctica sus principios y sus
programas de acción para alcanzar dichos intereses. En el programa político de
un partido están escritos con todo detalle los intereses que persigue cada
clase social y también están registrados los principios y los mecanismos
económicos, políticos, sociales e ideológicos que seguirán sus partidarios para
cumplir su programa.
¿Qué partidos tenemos en México y a qué
clase social pertenecen?
Entre
los más importantes está el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) que llegó al poder como consecuencia de
la Revolución mexicana que concluyó en 1917. Comenzó representando los
intereses de la burguesía liberal nacionalista y, conforme esta clase social
acumuló más riqueza, se fue trasformando en el partido de los grandes
capitalistas del país y a partir de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari,
el PRI radicalizó su programa económico para construir un sistema capitalista
más rapaz y muy relacionado con los poderosos empresarios de Estados Unidos y
con su Partido Demócrata, donde sobresalen los ex presidentes Bill Clinton y
Barack Obama, destacados representantes del capitalismo neoliberal en el mundo.
Los
grandes intereses económicos de los capitalistas mexicanos pertenecientes al
PRI llevaron a sus gobiernos a reformar las leyes mexicanas para permitir la
privatización de nuestros recursos naturales y facilitar así la entrada de los
grandes capitales al país, adueñándose paso a paso de nuestro petróleo,
minerales, playas, pero sobre todo, reformaron la ley laboral para que los
grandes empresarios gringos y mexicanos obtengan de la mano de obra mexicana,
enormes fortunas. En un punto de su programa de acción, confiesan esto con toda
claridad y dicen: “Asumimos entonces la responsabilidad de reorientar los
esfuerzos económicos y logramos convertir a México en una potencia
manufacturera de exportación con creciente valor agregado. La competitividad
global de nuestro país se ha fortalecido con la alta calidad del desempeño de
los trabajadores mexicanos”. Hablan de los obreros como un producto a la venta
que ofrece grandes ganancias o creciente valor agregado que es lo mismo, porque
sobrevive con bajos salarios y deplorables condiciones laborales. Pero además,
si revisamos cada idea de su programa y recordamos cada una de sus acciones de
gobierno, se puede concluir, sin lugar a dudas, que el PRI no es un partido de
los trabajadores, por el contrario, es un partido de los ricos capitalistas que
han logrado acumular sus fortunas explotando al obrero mexicano.
El Partido Acción Nacional (PAN)
representa a otro grupo de la clase capitalista de México que nace en 1939 para
oponerse al gobierno de Lázaro Cárdenas. Es un grupo que desciende de poderosos
partidos conservadores del siglo antepasado y están íntimamente ligados a los
altos representantes de la iglesia católica. Ellos son más enemigos del pueblo
que el propio PRI. Esto se confirma en su programa político donde no hablan para nada de la pobreza y
explotación que sufre el pueblo trabajador, no hablan de obreros y campesinos,
sino solo de personas en general tratando de borrar las diferencias económicas
de nuestra nación. Ocultan conscientemente la miseria de nuestro pueblo como
han hecho siempre los grupos más reaccionarios. Este grupo económico tienen fuertes intereses comunes
con poderosos capitales de Estados Unidos y con capitales europeos
principalmente españoles. Su relación con el conservador Partido Republicano
estadounidense es conocida y sus representantes más notables que han sido
presidentes de México fueron preparados en Estados Unidos; como Felipe Calderón
y Vicente Fox quien fue gerente de la Coca-Cola propiedad de la familia
Rockefeller una de las familias más acaudaladas del mundo y culpables de la
miseria y sufrimiento humano que provoca el neoliberalismo a nivel planetario.
El PAN también ha realizado reformas
privatizadoras en la Constitución Mexicana para que los ricos del país y sus
socios extranjeros se apoderen de nuestras riquezas naturales y también han
reformado la Ley Federal del Trabajo para que el salario del obrero mexicano
siga siendo muy bajo pero muy productivo. Su programa dice: “Acción Nacional
sostiene que los salarios en su fijación, tanto de los mínimos como de los
contractuales, debe tomarse en cuenta las posibilidades del país y las de las
empresas”. Es decir, que no importa la miserable situación económica de los
obreros, sino la situación de las empresas que son de los ricos, quienes
siempre se quejan de que les va muy mal en sus empresas, cuando todos sabemos
que les va muy bien en México, mejor que en otras partes de mundo, pero saben
que con ese papel de víctimas y con los gobiernos que están de su lado, mantienen
salarios de hambre. Otro ejemplo de su programa que muestra como defienden sus
intereses de clase, lo hallamos cuando se refieren a los impuestos: “las bases
gravables deben ser más amplias y tasas más bajas, que a su vez permita al
gobierno que amplíe la base de contribuyentes y orientada de manera preferente
a la recaudación vía impuestos al consumo”. Esto quiere decir que se deben
cobrar impuestos a sectores más amplios del pueblo trabajador y que deben
cobrarse impuestos al consumo, es decir, que aumenten los impuestos de todo lo
que consume el pueblo: alimentos, gas, ropa, agua, pasajes, etc. Esta política
agresiva va dirigida para que el trabajador cargue en sus espaldas con el financiamiento
de la administración pública y a los ricos capitalistas no les reduzcan sus millonarias
ganancias con impuestos. El PAN defiende los bajos salarios para los
trabajadores y les carga más impuestos a los pobres, por tanto, al igual que el
PRI, defiende intereses patronales contrarios al obrero, aunque sus políticos
nos quieran engañar.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Este partido nació en 1989, dirigido
por un grupo de líderes del PRI que, desplazados por la corriente tecnócrata,
no fueron tomados en cuenta para gobernar; fueron encabezados por Cuauhtémoc
Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y muchos otros
viejos políticos priistas que varias veces han cambiado de partido. A este
grupo se sumaron los partidos de “izquierda” que existían en ese momento: el
Partido Comunista de México, el Partido Mexicano de los Trabajadores y el
Partido Socialista Unificado de México. El PRD representa a otra clase social diferente
a los grandes capitalistas, ellos son de la clase media alta, son los medianos
y pequeños empresarios, los técnicos de altos sueldos. Son una clase social
instruida que siente capacidad para gobernar y de cambiar las malas condiciones
del pueblo de México, ellos pretenden acabar con los graves problemas del país
solo con su discurso y a través de reformas legales, pero no se atreven y
quizás no saben cómo hacer cambios profundos y posibles para reducir la pobreza
eficazmente, su programa político es muy limitado para los grandes problemas
del país. Hablan del pueblo trabajador, reconocen sus problemas, pero proponen
como remedio medidas superficiales que no cambian la esencia del sistema explotador,
que no afectan los mecanismos de concentración de riqueza que producen la
miseria de millones de mexicanos.
Este
partido se pronuncia en favor de los trabajadores, pero nunca ha participado en
la lucha práctica, directa y viva de los obreros. Pero además, el PRD tiene un
problema aún mayor que su limitado programa: su falta de unidad ideológica y de
acción, que los lleva a permanentes pleitos internos por el poder, por la
dirección del partido y por los puestos públicos que conquistan, lo que
demuestra que anteponen sus interese personales a las grandes causas
liberadoras de los trabajadores, como lo haría un verdadero luchador social. La
vergonzosa y egoísta conducta de los militantes perredistas, su pobre programa
de acción y lo débil de su unidad organizativa, no representa una opción para
las causas populares. El PRD no tiene la solidez y la claridad partidaria que
necesitan los obreros.
Y por último,
el Partido Movimiento Regeneración
Nacional (MORENA) que hoy está en el poder y que tantas esperanzas ha
despertado en el pueblo trabajador. Este partido nace en 2014 y está compuesto
por las mismas clases sociales que el PRD, es decir, clase media alta, y
pequeña y mediana burguesía; se
formó con los políticos viejos que pertenecían al PRI y al PRD. El propio
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), fue destacado militante del PRI y luego
presidente nacional del PRD.
Los
expriistas y experredistas de MORENA cambiaron su programa de acción partidaria
y su discurso en un aspecto fundamental: sigue reconociendo que el pueblo de
México vive en la pobreza y tiene muchas carencias, pero ya no dice que la
causa fundamental de esa pobreza es la injusta distribución de la riqueza que
se apropian los capitalista, ahora dice que la pobreza y los problemas de
México son provocados por la corrupción y que, por tanto, acabando con la
corrupción el pueblo trabajador vivirá como en los países más desarrollados del
mundo. De esta manera MORENA Puso “patas arriba” a la realidad mexicana, colocando
a la corrupción como causa de la pobreza y la desigualdad
social que vive el pueblo de México, cuando es evidente que la corrupción no es
la causa sino consecuencia también del modelo económico capitalista. Dicen en su
programa: “Luchamos contra toda forma de corrupción, de la utilización del
poder público para el enriquecimiento personal y de grupo, contra el tráfico de
influencias y el manejo de recursos públicos para beneficio de unos cuantos.
MORENA lucha por cambiar el régimen de corrupción, antidemocracia, injusticia e
ilegalidad que ha llevado a México a la decadencia actual que se expresa en
crisis económica”. Eso no puede ser cierto. La crisis económica no puede ser
expresión de la corrupción sino al revés.
Las
relaciones económicas de producción son la base de todos los fenómenos
sociales, políticos y morales de nuestro país, incluyendo la corrupción, por
tanto, son las relaciones económicas de producción quienes, en última
instancia, determinan y condicionan la vida política y moral de una sociedad.
En México las relaciones económicas de producción son relaciones que se basan
en la explotación del trabajo asalariado por el capital, lo que significa que
los dueños del capital, los patrones, exprimen el trabajo del obrero que recibe
a cambio un bajo salario, permitiéndole al empresario adueñarse de gran parte
del valor que produjo el trabajador durante su jornada de trabajo. Esa gran parte
del valor que día con día se apropia el patrón es la ganancia con la cual se
forman las gigantescas fortunas de los millonarios, y, al mismo tiempo, esos
bajos salarios tiene a millones de
obreros y a sus familias en la miseria. Por tanto, el combate a la corrupción
deja intacto este mecanismo de explotación de los patrones sobre los obreros.
La
corrupción es un mecanismo ilegal de apropiación y acumulación veloz de riqueza
pública en manos de políticos y funcionarios deshonestos, por ello, el combate
a la corrupción es una medida acertada que los gobiernos deben practicar
decidida y permanentemente. Pero afirmar que esta política de combate a la
corrupción es la solución a la pobreza y la desigualdad social, resulta un
verdadero error. La causa de la pobreza no está en la corrupción sino en el
modelo económico de explotación que la engendra. Por tanto, podemos concluir
firmemente que si no hubiera corrupción en el gobierno y en las empresas
privadas, de todos modos seguiría habiendo explotación del patrón sobre el
obrero y, consecuentemente, el pueblo trabajador seguiría viviendo en la
miseria. Lo que afirma MORENA como principio de su programa de partido es falso
y, por tanto, su programa político no tiene bases científicas. ¿A dónde van a llevar
a los obreros?
El
presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA critican duramente a
los políticos neoliberales tecnócratas, pero no al modelo económico de
explotación, eso explica por qué solo piensan en “corregir” y “perfeccionar” el
capitalismo eliminando sus defectos (léase corrupción) mediante una serie de
reformas y de consejos morales. López Obrador pretende entonces colocarse por
encima de los capitalistas y de los obreros, pero no es más que un pequeño
burgués que oscila constantemente entre el capital y el trabajo. Tan pronto
apoya los proyectos económicos de los multimillonarios como Carlos Slim, el hombre
más rico de México, y Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, como, por
otro lado, anda de bienhechor evangelista repartiendo tarjetitas con dinero del
erario con fines electorales pero sin combatir en serio la pobreza en que viven
más de 100 millones de mexicanos.
Sus
acciones de gobierno, con relación a los trabajadores, son reprobables: despidió
a más de 150 mil empleados y siguen despidiendo: aumentó la edad de jubilación
de 60 a 65 años; cerró las guarderías para las madres trabajadoras; creó el
programa de becas “Jóvenes construyendo el futuro” que pagan 3 mil 600 pesos a
los jóvenes desempleados, pero con ello provocó un mayor desempleo porque las
empresas ya no contratan trabajadores de sus ramas porque se ahorran el salario
que el gobierno paga a los becarios. AMLO y MORENA no están con los
trabajadores, y como en su momento el PRD, se empiezan a dividir hondamente por
la ambición de los cargos, sueldos y negocios que ahora controlan.
En
conclusión, en México no existe un partido que represente los intereses de la
clase obrera del país, los principales partidos que existen PRI y PAN son partidos
del capital, mientras que el PRD y MORENA son partidos de las clases medias
vacilantes. No obstante, las condiciones están madurando para que nazca un
partido de los obreros, que surja del seno de las clases trabajadoras y de sus
luchas, con sus mejores hombres y mujeres, para conquistar el poder político,
combatir la explotación del modelo capitalista y distribuir la riqueza social
de una manera más justa y equitativa. Nos toca a los obreros trabajar en su construcción.