José Ortiz
La explotación laboral consiste en obligar a las personas a trabajar jornadas extenuantes a cambio de un raquítico salario, aprovechándose así de su necesidad económica.
Retomando la historia, podemos ver que desde la sociedad antigua existe la explotación laboral esto debido a la diferenciación de clases provocada por el surgimiento de la propiedad privada. Así surgió el esclavismo, en donde el esclavo no era considerado un ser humano, sino únicamente un instrumento parlante, que junto a los instrumentos semiparlantes y mudos producían inmensas riquezas para sus amos esclavistas.
Después de varios milenios terminó el esclavismo y fue sustituido por el feudalismo en el cual el campesino, ciervo de la gleba, trabajaba cinco días las tierras del señor feudal y dos días para su propio beneficio. A su vez, el régimen feudal se agotó y, a principios del siglo XVIII en Europa, fue sustituido por el capitalismo, en el cual la explotación laboral ya no es tan evidente como en los anteriores regímenes.
En el mundo capitalista los proletarios no contamos con capital, no contamos con los medios para producir riqueza, no somos propietarios de grandes extensiones de tierra fértil ni dueños de empresas o fábricas, los obreros solo contamos con la fuerza de trabajo, es por eso que los patrones, los empresarios, los burgueses, se aprovechan de las necesidades del pueblo trabajador, estamos obligados a laborar con salarios mínimos, y en muchas ocasiones a trabajar jornadas largas que superan las ocho horas; y, por su parte, los patrones, que solo reciben y acumulan las ganancias producidas por nuestro trabajo, nos dicen que gracias a ellos tenemos un empleo, un salario y que gracias a ellos nuestras familias viven mejor, pero esto no es cierto, porque las ganancias que el patrón obtiene de la tierra, la fábrica o la empresa solo es posible con la participación directa de la fuerza de trabajo del obrero, por tanto, sin nosotros su capital no produce absolutamente ninguna ganancia, no se multiplica por sí solo y, consecuentemente, se estanca hasta desaparecer.
Es por ello que los patrones nos obligan a trabajar jornadas largas con un salario miserable que no alcanza para comida, transporte, medicamentos, escuela, uniformes de nuestros hijos, vivienda, servicios públicos, etc., y, además, nos engañan afirmando que nos aumentaron el salario mínimo: el salario nominal sí aumentó, es cierto, porque en 2024 aumentó de 207.44 a 248.93 pesos, pero al momento de acudir al mercado vemos que el poder adquisitivo de nuestro salario se ve disminuido, es decir, que el salario real se reduce porque suben los precios de los productos de la canasta básica y hasta los combustibles.
En muchas fábricas todo sigue igual para los trabajadores, en algunas de las grandes fábricas el salario aumentó, pero en las irregulares sigue siendo muy bajo, de 1,200 a 1,300 semanales, por debajo del salario mínimo, y claro se aprovechan de nuestra necesidad para explotarnos.
El patrón tiene una vida llena de lujos y excesos, no se preocupa de nada, porque cuenta con máquinas humanas, quedándose con nuestra plusvalía (trabajo no pagado). Esa gran vida que se dan los multimillonarios es gracias a la parte de la riqueza que se apropian y que, en buena medida, nos corresponde a nosotros como trabajadores.
Por la pobreza en que vivimos y por la necesidad de obtener algunos ingresos, los patrones nos tienen sometidos y nos obligan a trabajar el tiempo que ellos quieran y si no lo hacemos nos corren, nos hostigan, hasta nos discriminan y por miedo a no perder nuestro trabajo soportamos el abuso laboral.
¿Cómo podemos contener el abuso de los patrones? Primero teniendo consciencia de que los trabajadores somos quienes producimos toda la riqueza social y que gracias a la fuerza de trabajo de los obreros el patrón obtiene sus ganancias e incrementa su capital; por tanto, el patrón debe respetar nuestros derechos laborales, pero para hacerlo cumplir hay que organizarnos en sindicatos para hacer sentir nuestra fuerza y exigirle a la empresa que respete la ley y respete nuestros derechos laborales, para ello tenemos que convencer a nuestros compañeros de trabajo que tenemos que luchar por mejores condiciones de trabajo (salarios, jornada laboral, seguridad social, aguinaldo, utilidades, etc.) ya que constituyen lo mínimo a lo que, por ley, tenemos derecho.