IMSS-Bienestar: entre la promesa de salud y la lucha de los trabajadores

Erick Alcántara

 

El IMSS-Bienestar es un programa federal que busca ofrecer atención médica gratuita a personas sin seguridad social, especialmente en zonas rurales y marginadas. Su creación en el 2022 fue para subsanar las deficiencias del viejo Seguro Popular desaparecido por la administración morenista anterior y posteriormente bautizado como Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Pero a tres años de su relanzamiento como IMSS-Bienestar éste reporta muchas más deficiencias de los organismos que lo antecedieron.

A través de las políticas públicas de la administración actual, los gobernadores aceptaron ceder activos entre hospitales, clínicas y centros de salud, personal y presupuesto anual, con lo cual el IMSS-Bienestar quedó con una infraestructura de 686 hospitales, 11 mil 935 Centros de Salud, 5 Albergues; también pasó de tener una base de 25 a 274 mil trabajadores, y el 20 % fueron basificados (según el gobierno tienen prestaciones y mejor salario); entendiendo que en este proceso, al aumentar el número de trabajadores, se debería atender a más personas que requieran este seguro social. Actualmente opera en 25 estados de la república y debería atender a más de 40 millones de personas, sin embargo, solo atiende aproximadamente a 7.5 millones de personas, es decir, solo al 19 % del total. Y al 81% de personas restantes que necesitan este servicio, ¿quién los va a atender?

Según especialistas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) establece que, para atender las necesidades de salud de la población sin seguridad social, se requiere se destine, al menos, 308 mil 833 millones de pesos, lo equivalente al 1% del Producto Interno Bruto (PIB) adicional a lo que recibe para un mejor desempeño que garantice que todas las personas sin seguridad social cuenten con este derecho.

Pero resulTa que la realidad es más cruda que cualquier discurso mañanero, que cualquier mensaje de “primero los pobres”, etc., discursos conocidos, aplaudidos y glorificados por muchos mexicanos (que no pretendo fastidiar, pero estoy seguro que muchos de ellos están sufriendo esta realidad y se tragan sus fanfarrias) porque el IMSS-Bienestar enfrenta una serie de desafíos estructurales y financieros que, sin duda, han generado malestar entre la población que deja de ser atendida y de los atropellos laborales que enfrentan los trabajadores del sector de salud.

El gobierno en turno, en sus tres niveles, está en serios problemas ya que existe desabasto de medicamentos e insumos o falta de infraestructura y equipos. Lo que ha ocasionado la protesta de los trabajadores y el cierre parcial de centros de salud, clínicas y hospitales. Ejemplos: el de Zongolica en Veracruz, el Hospital General «Dr. Nicolás San Juan», el Centro Médico Lic. Adolfo López Mateos y el Hospital Paterno Perinatal Mónica Pretelini. Estos últimos hospitales, los más importantes de Toluca en el Estado de México, están en paro indefinido desde el 15 de julio de 2025. Actualmente solo operan en servicios mínimos en urgencias, partos naturales y emergencias fortuitas. El resto de las áreas permanecen cerradas. La protesta es por desabasto de medicamentos, falta de materiales básicos, pagos pendientes, violaciones laborales y condiciones precarias. El paro afecta a más de 200 mil personas en la región.

Se suma la falta de pagos y precariedad laboral: médicos y enfermeras denuncian que llevan meses sin recibir salario, sin prestaciones como aguinaldo o seguridad social. Desigualdad salarial y laboral: se ha eliminado la distinción entre niveles académicos, afectando a profesionales con posgrados, además a trabajadores sin basificación.

Sin embargo, en el punto laboral, surge esta pregunta ¿quién defiende realmente a los trabajadores de la salud que están siendo afectados por el fracaso del IMSS-Bienestar? Pues no es tan difícil mencionar que se ha visto que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de la Salud (SNTSA), ha encabezado protestas y mesas de diálogo con autoridades del IMSS-Bienestar, donde exige respeto a las Condiciones Generales de Trabajo, basificación inmediata y homologación salarial a los trabajadores de este sector.  El SNTSA es la principal organización sindical que representa a los trabajadores de la Secretaría de Salud en México, con una trayectoria de más de 80 años dedicada a la defensa de sus derechos laborales y a promover mejoras sociales y profesionales, por tanto, muy cerca del gobierno actual y anterior, con exclusividad sindical.

Además, que todo trabajador del sector salud debe sindicalizarse automáticamente al SNTSA, sin el debido ejercicio de la libertad sindical reimpulsada desde el 2019. ¿Acaso este sindicato ignoraba los problemas estructurales desde la desaparición del Seguro Popular?, ¿estuvo de acuerdo o en contra con el gobierno?, ¿realmente defiende a los trabajadores o solo busca prolongar su existencia como sindicato oficialista del gobierno? Tal vez esté legitimando su representatividad, peor sería que siendo el sindicato de los trabajadores de la salud no se manifieste, pero al parecer actúa no como trinchera de la defensa obrera, sino como corredor burocrático del poder Ejecutivo. Su subordinación a los intereses del régimen lo convierte en cómplice de la desprotección laboral del sector salud.

Sin embargo, existen otros sindicatos que buscan defender los intereses de los trabajadores con mayor justicia y que muy probablemente el sindicato exclusivo o el gobierno no permite mayor representatividad sindical a los trabajadores, como lo son la Fuerza Independiente de Trabajadores de la Salud (FINTRAS) y el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores de Salud (SINTS), quienes han denunciado incumplimientos por parte del IMSS-Bienestar y falta de respuesta institucional; a su vez los organismos académicos y jurídicos como son el Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (CEMEES), y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que han publicado estudios que evidencian la desprotección concreta de los trabajadores de la salud, pese a la existencia de marcos legales.

Pero como dice el cuento del “Lobo y el Zorro”, el lobo debe vestir de oveja para atraer a la carnada hasta devorarla y el zorro distrae, discursea y espera turno para que la demás carnada se sienta en confianza mientras el lobo devora a las ovejas, el zorro siga manteniendo su encargo. Un sindicato legitima su existencia exclusiva para no ir en contra del generador del problema, para que los trabajadores y los afectados del servicio médico no exijan más, y el gobierno le permite la farsa para seguir manteniendo exclusividad, pero si no lo logra, ¿existirá la oportunidad del gobierno para que otros sindicatos defiendan con verdadera justicia a los trabajadores del sector salud?

Aunque el IMSS-Bienestar se presenta como una vía de universalización de la salud en México, su implementación ha dejado a miles de trabajadores en precariedad laboral, aún con esto, la administración de Claudia Sheinbaum ha anunciado inversiones históricas para fortalecer el sistema de salud, incluyendo la rehabilitación de hospitales, contratación de personal y mejora en el abasto de medicamentos. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Los trabajadores siguen escépticos ante el incumplimiento de promesas anteriores. La crisis del IMSS-Bienestar desnuda el fracaso estructural de un modelo asistencialista que prioriza la imagen del poder político sobre la vida de los pacientes y la precariedad de los trabajadores.

Ante la traición de los sindicatos oficialistas, corresponde a los trabajadores impulsar formas organizativas independientes, horizontales y combativas. La autonomía sindical no es una consigna, sino una urgencia. La solución a los problemas que enfrenta el IMSS-Bienestar no será administrativa: será política, será revolucionaria, será desde abajo, con la unidad y organización de la clase trabajadora dispuesta a luchar como una sola clase ante una sola clase política contraria. Es momento de organizarse y luchar, no debemos esperar a que nuestro país colapse por causa de un mal gobierno cuyas políticas públicas solo están afectando a millones de mexicanos.

 

 

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