Por: Ernesto Acolmixtli
El sistema capitalista muestra
por completo su carácter dañino sobre los trabajadores en los problemas económicos
y sociales que la pandemia agravó entre los obreros: desempleo, empobrecimiento
y muerte por coronavirus.
Trataré
tres aspectos fundamentales de la crisis múltiple que atraviesa México
provocada por la pandemia y que están lastimando a millones de trabajadores en
este momento.
Sirve
decir que la característica fundamental de toda crisis es que pone al
descubierto los problemas sociales acumulados, reprimidas y ocultos durante
muchos años. Todo lo que es atrasado, inhumano e irracional en la organización
económica y social del capitalismo sale a la vista de forma completa y
descarnada. Los trabajadores tienen que extraer enseñanzas de esta crisis y
reconocer en ella cómo sus intereses son contrarios a los intereses de las
clases poderosas de México. Revisemos los aspectos.
Aumento desmedido del desempleo en la
clase obrera
En el
año 2019, antes de la pandemia, teníamos ya empleos perdidos por la mala
conducción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador quien empezó su gobierno
despidiendo a más de 20 mil empleados federales. También en 2019 disminuyó el
empleo para los trabajadores de la construcción por la falta de inversión privada,
pues los empresarios de la construcción guardaron su dinero al ver la cancelación
del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En este sector
productivo de la construcción
se
sumaron 1 millón 800 mil empleos perdidos para los albañiles. Siguiendo esa
ruta del 2019 sin la pandemia, se perdieron 752 mil empleos de jornaleros
agrícolas por falta de apoyo federal a los programas del campo y por falta de
inversiones de capitalistas agrarios que temían perder su dinero en este nuevo sexenio.
Todas estas acciones de gobierno y las propias reacciones de los empresarios, lanzaron
a la calle en suma a más de 2 millones de trabajadores que de un momento a otro
se vieron sin salario.
Ya en pleno
2020 y con la pandemia encima, se perdieron otros 12 millones de puestos de
trabajo en México por la paralización parcial de la economía mundial, por el confinamiento
y la falta de apoyos gubernamentales a todo el sector productivo para mantener los
empleos. Solo como ejemplo de este periodo, la falta de apoyos federales a la
economía ante la pandemia causó el cierre definitivo de más de 1 millón de
medianas y pequeñas empresas en las que trabajaban 3 millones de personas que
fueron echados a la calle. La gigantesca crisis de desempleo que provocó esta
pandemia en nuestro país recayó, como las otras crisis, sobre los hombros de la
clase trabajadora, pues como vemos con los datos oficiales, millones de
trabajadores quedaron sin salario y sin el sustento para sus familias.
En los
hechos mencionados y que conocen los obreros directamente, observamos como el
desempleo no es un problema individual de un patrón que despide a un obrero
porque ya no lo quiere, los efectos de la crisis muestran claramente como el
carácter antiobrero de este sistema económico
capitalista se va sobre toda la clase obrera del país, actúa contra todos los
trabajadores como clase social, porque al capitalista no le interesa proteger a
los empleados en situaciones de emergencia como ésta, no le interesa si el
obrero come o no come, al patrón lo que le
importa es su ganancia, y esta hambre de ganancia individual de los patrones
los mantiene en una constante competencia entre ellos, en una lucha a muerte
entre ellos por eliminar a sus competidores, provocando una terrible
desorganización en la producción, un
anarquía en la producción como la llaman los científicos sociales que, en momentos
de crisis como ahora, les impide actuar coordinadamente y salvarse en conjunto
como clase burguesa, de modo que cuando un sector de la industria se detiene
por cuidar su intereses particulares, en mayor o menor grado afecta a las otras
ramas de la industria porque están encadenadas todas ellas y terminan por
frenar total o parcialmente la producción, encontrando como medida inmediata y
menos costosa descargar las perdidas en la clase obrera con el despido masivo
de trabajadores.
Pero
además de la anarquía de la producción
derivada de la competencia entre capitalistas, interviene en los problemas
del desempleo la fuerza del Gobierno, que actúa dependiendo de la clase social
que represente en cada país. Aquí en México está más que probado que el Gobierno
morenista representa los intereses de las clases media alta y al grupo
empresarial amigo de la Cuarta Transformación que encabeza Ricardo Salinas Pliego
dueño de Elektra y TV Azteca. Este gobierno no tiene a la clase obrera como su
interés principal por lo que no hizo nada por salvar los empleos que se
perdían, al contrario, él mismo despidió personal. Tampoco trató de invertir el
dinero público en el rescate de las empresas, ya no para ayudar a los patrones,
sino para evitar el desempleo que significa hambre y pobreza para la clase
obrera, le importó nada a López Obrador la suerte de los trabajadores mexicanos
a los que dice defender, dejo que la economía se cayera mostrando con ello su
carácter de clase, muy lejana de la clase trabajadora mexicana y se mostró tan
enemigo de ella, como los mismos patrones.
Los
efectos de la pandemia pudieron ser menos graves para los obreros si el
Gobierno de la Cuarta Transformación hubiera respaldado a los empresarios, para
mantener empleos y evitar los despidos, y si al mismo tiempo hubiera respaldado
a los obreros desempleados con un apoyo salarial, mientras se recuperaban sus puestos
de trabajo perdidos. Muchos países radicalmente capitalistas protegieron a sus
fuerzas laborales, a sus obreros, no por amor a la clase trabajadora, sino
porque los capitalistas saben que la enfermedad y muerte en los obreros
disminuye su ganancia, que es la razón de vivir de los ricos empresarios. Aquí
en México ni por esa razón se hizo nada y hoy tenemos a millones de obreros
sufriendo el desempleo.
Mayor empobrecimiento de la clase obrera
durante la pandemia
Otro
aspecto de la vida obrera donde se muestran los efectos dañinos del sistema
capitalista sobre los obreros y que alcanza también niveles de crisis, es el
acelerado empobrecimiento de la clase trabajadora durante el 2020. Esto ha significado que la fuerza laboral de México se
volviera más pobre a pesar de tener trabajo. Según un cálculo del Observatorio
del Trabajo Digno (OTD), más de 76 millones de personas en México no tienen los
suficientes recursos para comer bien, pese a que alguno de los integrantes de
la familia tiene un empleo remunerado.
Se
calcula en los datos del mismo Gobierno federal que hoy tenemos 15 millones 700
mil trabajadores que tienen trabajo estable pero que se empobrecieron durante
esta pandemia y bajo la administración de este gobierno; y no les alcanzan ya
sus ingresos para comprar la canasta básica, cosa que antes sí lo podían hacer.
Los patrones aprovechando el desempleo en el que cayeron millones de obreros y
pretextando la crisis económica, disminuyeron los salarios y las prestaciones
laborales a ciencia y paciencia del Gobierno que, lejos de proteger a los
trabajadores en este aspecto, simuló ayudarles con un incremento salarial que
no compensa ni la disminución del salario real, ni la inflación que encarece
los productos. Hoy tenemos millones de obreros más que son más pobres que antes
del Gobierno de la Cuarta Trasformación y la pandemia.
Gran número trabajadores que enfermaron o murieron
por coronavirus
Al 3
de enero del 2021 el registro oficial de contagiados alcanzaba la cifra de 1 millón
443 mil mexicanos que enfermaron de Covid-19, y el número de muertos a ese día era
de 128 mil 851 mexicanos según cifras oficiales.
De
acuerdo con el estudio publicado por el Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el panorama
inicial de la mortalidad por Covid-19 en México dice que el 84 por ciento de
los muertos por el nuevo coronavirus se concentra en los trabajadores y en ocho
categorías de empleo entre los que destacan: las amas de casa y trabajadoras
domésticas, jubilados y pensionados, empleados de sector público, conductores
de vehículos y obreros de industria.
El
45 por ciento de los muertos corresponde a obreros de maquiladoras.
Tomando
como base los datos anteriores y haciendo los cálculos directos para saber
cuántos muertos pertenecen a la clase obrera, tenemos lo siguiente: los
mexicanos muertos, hasta 3 de enero de 2021, son 128 mil 851, de los cuales el
84 por ciento son trabajadores por lo que tendríamos que 108 mil 234 fallecidos
pertenecieron a la clase trabajadora de México; obreras y obreros que murieron
y dejaron a sus familia sin ingresos, muchos de ellos seguramente sin el
respaldo medico suficiente, sin el respaldo patronal ni del gobierno de la Cuarta
Transformación, una gran tragedia consentida por los poderosos del país.
La
incapacidad de López Obrador para gobernar es evidente, está dejando morir solos
a los trabajadores por su disfrazada política antineoliberal y por apoyar solo a
cierto grupo de capitalistas como Ricardo Salinas Pliego. Su papel está muy por
debajo de los gobiernos de otros países, quienes han defendido más el
sostenimiento de las empresas, evitando al máximo el desempleo y quizás hasta
las muertes de los obreros y lo han hecho no por su carácter humanista, sino
porque la vida y la salud de los obreros les aseguran a ellos más ganancias,
esa es la verdad, han cuidado a los trabajadores para seguir enriqueciéndose,
pero de alguna manera, su clase trabajadora ha sufrido mucho menos.
Pero
no solo es culpa del Presidente de México, sino en principio, del carácter
explotador del sistema económico capitalista que rige en México y que agudizó
su carácter dañino con la pandemia y al que se suma el carácter servil de López
Obrador y todos los políticos de la Cuarta Trasformación que cuidan y le sirven
al capital. En esencia es el sistema
capitalista, con sus clases dominantes cuyos intereses son contrarios a los de
la clase obrera, quien ha permitido que la pandemia se haga trágica sin importarle
la protección del empleo, el empobrecimiento, la salud y la vida de los
trabajadores.
Los
obreros deben tener conciencia de ello para continuar organizándose y luchando
por sus derechos, hasta lograr un modelo económico y un gobierno que en verdad los
represente. Esa es la lección de la pandemia.