Sergio Cadena
La división de la sociedad mexicana,
entre chairos y fifís, que ha venido alimentando y promoviendo el gobierno de
la 4T desde los primeros días que tomó las riendas del país en sus manos, que
actualmente ha tomado dimensiones peligrosas y que quién sabe a qué niveles
llegue para la contienda electoral del 2021, me hizo recordar un triste pasaje
de la historia del Movimiento Obrero en México, la formación de los Batallones
Rojos.
En efecto, los Batallones Rojos
fueron organismos militares creados por obreros organizados en la Casa del
Obrero Mundial en plena Revolución Mexicana, auspiciados por Venustiano
Carranza, para combatir a las otras corrientes revolucionarias contrarias a él:
el villismo y el zapatismo. El pacto al que llegaron ambas partes, firmado el
17 de febrero de 1915, estipulaba que los obreros, con el fin de acelerar el
triunfo de la Revolución Constitucionalista e intensificar sus ideales en lo
que afecta a las reformas sociales, evitando en lo posible el derramamiento
innecesario de sangre, hace constar la resolución de colaborar de una manera
efectiva y práctica tomando las armas, ya para guarnecer las poblaciones que
están en poder del Gobierno Constitucionalista, ya para combatir a la reacción.
Por su parte, el gobierno carrancista acordó prestar atención a las justas
reclamaciones de los obreros en los conflictos que puedan suscitarse entre
ellos y los patrones, como consecuencia del contrato de trabajo, y se
comprometió también a prestar toda la ayuda posible a los obreros en la
formación de nuevos sindicatos y en la formación de colonias obreras. Entre los
edificios que fueron entregados a la Casa del Obrero Mundial después de haber
cumplido con su parte del pacto (en total participaron más de diez mil obreros
y decidieron batallas claves para el triunfo carrancista como la de Ébano y la
de Celaya en la cual se derrotó de manera definitiva a Villa) encabezó la lista
el famoso Palacio de los Azulejos. Sin embargo, una vez que Carranza se sintió
seguro en el poder, traicionó a los obreros incumpliendo lo pactado. Incluso
fueron desalojados, a menos de un año de habérseles dado posesión, del Palacio
de los Azulejos.
Pero lo extraordinario de este
engaño a la clase obrera mexicana, no es el hecho del engaño en sí, pues la
perversidad de los diferentes gobiernos desde aquellos tiempos ha sido múltiple
y variada. Me refiero a la hazaña de la burguesía, por llamarle de alguna
manera, de haber logrado, mediante una jugada audaz (aunque algo riesgosa),
enfrentar a sus dos más fuertes enemigos, los campesinos y los obreros,
aprovechándose de la nula educación política de los primeros y la influencia
anarquista en los segundos.
Quizá el lector atento y que ha seguido
pacientemente este relato, encuentre exagerada la comparación entre el hecho
histórico aludido, con la división que desde la misma presidencia se está
implementando de nuestra sufrida sociedad contemporanea. Pero si tomamos en
cuenta que durante estos dos años de administración morenista han sucedido
cosas que desde la época de la Revolución Mexicana no se habían vuelto a
verificar, como la peor caída de la economía, el mayor desempleo en la historia
y niveles de inseguridad como nunca antes vistos, por un lado, y una política
de avestruz ante estos ingentes problemas, un nihilismo absoluto de parte del
gobierno ante la pandemia que, dejando a un lado las cifras oficiales, y dado
su descontrol total, ya se debe estar llegando a los 200 mil fallecidos. En
efecto, por diversas formas se puede llegar a esa conclusión (el registro civil
hace algunas semanas manifestó que él sumaba 170 mil fallecidos). En fin, no
vaya a ser que a la clientela electoral que los morenistas está formando con
los diferentes programas asistencialistas se les aviente, como vulgarmente se
dice, al resto de la población inconforme y que legalmente quiere quitar del
Congreso a Morena en el 2021. Se ve que los morenistas andan buscando las
formas de perpetuarse en el poder, cueste lo que cueste. Los intentos del presidente
por autonombrarse “vigilante” de las próximas elecciones, así lo dejan
entrever. Ojalá que la clase dominante no pueda repetir la “hazaña” de los
Batallones Rojos y que los mexicanos nos mantengamos unidos para que por la vía
democrática desalojemos del poder a quien ha desatendido e ignorado el mandato
constitucional que juró defender y servir. Que así sea.