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Los intereses venales del sindicalismo

Benigno Urbina

        En mi humilde opinión, que tal vez poco interese al lector, en la historia de nuestro país son contados los sindicatos que han luchado y han velado a conciencia por los intereses de la clase trabajadora y pienso que quien logre hacer lo anterior se ganará la confianza de la clase proletaria. No me refiero a conquistas salariales raquíticas (más días de descanso, prestaciones que solo son paliativos que no resuelven problemas graves) sino a aquellas que hagan valer los derechos de los trabajadores y los defiendan ante los abusos que los patrones ejercen sobre ellos.


Hemos visto que mientras los trabajadores nunca ganan lo justo, sino únicamente lo necesario para mal vivir, los patrones se llenan de lujos, de propiedades, comen en los mejores restaurantes, visten y calzan lo más caro que existe y así puedo pasarme enumerando excesos que se dan mientras la pobreza en nuestro país crece. ¿Se les hace lógico que mientras la riqueza de los patrones aumenta, haya cada día más pobres?, ¿es lógico que cada día haya menos ricos y su riqueza aumente cada día en cantidades que nosotros ni siquiera nos imaginamos?


Gran parte de responsabilidad de que lo anterior ocurra, reside en quienes tienen el control sindical en nuestro país, pues han permitido que la riqueza se concentre en unas cuantas manos y no se distribuya, más que en cantidades ínfimas, entre quienes la producen, dejando así de lado la esencia que justifica su existencia. “Los sindicatos son asociaciones de trabajadores que luchan por la defensa e intereses ante el Estado, los empleadores y las cámaras patronales (asociaciones de empleadores).”


El derecho de los trabajadores a estar afiliados a un sindicato es reconocido como un derecho de todo ser humano; lo confirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ¡pero millones de trabajadores en nuestro país ni siquiera saben qué es un sindicato y menos para qué sirve! El medio sindical que tiene a la clase obrera “organizada” para defenderla, se ha vendido a los empresarios: únicamente firman Contratos Colectivos de Trabajo por el dinero que logran pactar con los patrones, traicionando los intereses de los trabajadores, abandonando a su suerte al obrero, dejándolo en el completo desamparo, desprotegido y todavía cuando ven intentos de organización de la clase trabajadora, los intimidan y hasta los golpean para frustrar sus intentos de organización y en muchas ocasiones se ponen de acuerdo con los patrones para correr a “los revoltosos” como suelen llamarles.


Vivir en esas condiciones se ha vuelto una costumbre, con su poca educación política, con la conciencia enajenada y con la necesidad de ganar un salario, el proletariado permite toda clase de insultos, menosprecios y hasta intimidación hacia su persona. Los sindicatos, que debieran actuar en defensa de él como lo marca el artículo 375 de la Ley Federal del Trabajo: “Los sindicatos representan a sus miembros en la defensa de los derechos individuales que les correspondan, sin perjuicio del derecho de los trabajadores para obrar o intervenir directamente, cesando entonces, a petición del trabajador, la intervención del sindicato”. ¡Esto último no pasa, porque como ya dije, ni siquiera meten las manos los del sindicato por los trabajadores! ¡El obrero no se ha dado cuenta de la fuerza que tiene si se organiza junto con sus hermanos de clase! el miedo a perder su empleo y no encontrar otro de manera rápida así como no poder llevar el sustento a su hogar, han hecho que aguanten toda clase de abusos y explotación laboral.


Ante tanta injusticia, no podemos seguir como si nada pasara, permitiendo los abusos por parte de los patrones sin nadie que defienda a los trabajadores, en un país donde la ley, los sindicatos y todos los medios de justicia están al servicio de los patrones. Llamo a los trabajadores a unirse e inconformarse ante tanta injusticia, a formar un órgano sindical que represente los intereses de los trabajadores, que defienda sus derechos, que luche por sus demandas económicas y que los eleve a la lucha política en busca de leyes que mejoren cada día su situación laboral y a formar un partido proletario que mediante mil batallas los entrene para que algún día tomen el poder. ¡Adelante proletarios de México!


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