Antón Rojo
Está terminando el tiempo de la última escaramuza entre obreros y patrones en torno al reparto de utilidades. De inicios de abril a finales de junio fue el periodo marcado por la ley para dar cumplimiento al derecho de los trabajadores al reparto de utilidades, y fueron también tiempos de protestas laborales por parte de diversos grupos obreros que no recibieron ningún pago o que recibieron ínfimas cantidades por ese concepto, que en la gran mayoría de los casos más bien parecieron una burla sangrienta.
Esta prestación contemplada en nuestra Constitución y en la Ley Federal del Trabajo es una de las más esperadas por los trabajadores porque representa una retribución adicional a sus magros ingresos cotidianos y conforma la parte que le corresponde a los trabajadores (muy modesta por cierto: el 10%) del total de la ganancia producida con su esfuerzo durante todo el año, con horas extras, doblando turnos, laborando días festivos, sin disfrutar de vacaciones, etc. De modo que al ver que no recibieron nada o muy poco de utilidades, es natural que se desencadenen las protestas, muchas veces airadas, en diversos centros de trabajo.
Así pudimos enterarnos en las redes sociales sobre algunos paros laborales realizados, por ejemplo, en Querétaro en diversas empresas como Inox Market, Martínrea, Indorama, Ronal Group, PRETTL, Phillips Medisize, Grammer Querétaro, Senoplast, Querétaro Samsung Stell Center, y otras más, que quedaron en el anonimato por lo fugaz y efímero de sus acciones.
Desgraciadamente en la gran mayoría de los casos fueron movimientos de protesta repentinos, en forma de “paros locos” (como despectivamente los llaman los patrones), llevados a cabo por la pura rabia de los trabajadores al verse burlados por la patronal: sin organización, ni planeación y que, así como se prendieron, se apagaron también; protestas donde tuvieron que pelear no sólo contra sus patrones, sino teniendo que enfrentar, además, las amenazas de sus líderes sindicales charros que, lejos de ponerse del lado de los obreros, se pusieron en su contra y los volvieron a traicionar. Movimientos de protesta fugaces y desorganizados que, frente a la cerrazón patronal, rara vez obtuvieron una buena solución y en la mayoría de los casos dejaron sólo una estela de despidos arbitrarios como venganza patronal y un miedo acrecentado entre los trabajadores. En su mayoría movimientos sin grandes resultados o de plano derrotados por la cerrazón y mayor resistencia de la parte patronal.
Y después de estas pequeñas tormentas, otra vez “la calma”, “la paz laboral” (como suelen llamarle los empresarios), a la impotente resignación de los trabajadores cuando no les queda más que agachar la cabeza y rumiar silenciosamente su coraje y su impotencia hasta que otra injusticia patronal les haga aflorar su enojo y rebeldía.
Por todo esto, llama la atención el movimiento de los trabajadores de Ronal Group Querétaro que, si bien no obtuvo grandes cantidades monetarias con su protesta, si les sirvió para templar sus fuerzas y demostrarse, en la práctica, que unidos y organizados pueden hacerse oír y respetar.
No fue un movimiento espontaneo, sino forjado de manera organizada, con pleno acuerdo de la gran mayoría de los trabajadores, pensado para realizarse sin caer en la ilegalidad, evitando hacer paros internos en la producción sino coordinando su decisión con una falta colectiva mayoritaria; y en todo momento tuvieron el decidido respaldo de su sindicato (el Sindicato Nacional de la Industria Metálica que forma parte de la Confederación Revolucionaria de Trabajadores, CRT) que incluso promovió un legal emplazamiento a huelga para fortalecer la petición de la base trabajadora.
Todo esto fue posible porque hace poco más de un año lograron deshacerse del sindicato charro de la CTM que los tuvo con la bota en el cuello a lo largo de más de 20 años y porque ahora, libre y democráticamente, eligen a sus representantes, y en sus asambleas deciden entre todos las demandas por las que hay que luchar y cómo pelearlas.
Así es que esta experiencia vale como ejemplo para que los obreros de las diversas empresas que a la vuelta de la esquina enfrentarán diversos problemas laborales o el próximo año la siguiente edición de la lucha entre obreros y patrones por las utilidades, se dispongan desde ahorita a organizarse, a lograr tener desde ahorita un mejor sindicato que proteja sus intereses y a decidirse desde ahorita a quitarse el miedo que los paraliza para luchar.
No hay otra alternativa: mientras los trabajadores de Querétaro y de todo el país sigan pensando que con movimientos espontáneos y fugaces actos de valor lograrán doblegar la dura cerrazón patronal, seguirán caminando dando traspiés y cayendo de derrota en derrota. Al tiempo.