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Negligencia patronal ante la nueva ola de COVID

Sergio Cadena 

A pesar del silencio o la negación por parte del Gobierno federal y de la Secretaría de Salud, con respecto a la nueva ola de COVID, es del conocimiento general (vox populi = voz del pueblo) que los hospitales ya se vuelven a llenar con cientos de personas contagiadas de una variante más del mismo. Además, se corre el rumor de que también hay mucha gente que ya se empieza a recluir en sus hogares porque teme que le vaya peor en un hospital. Se pudo observar que, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la pandemia en junio del 2023, mucha gente dejó de usar cubrebocas, otros tantos no se vacunaron contra la influenza y la mayoría de los trabajadores, por falta de recursos económicos, no ha podido afrontar adecuadamente los intensos fríos del presente invierno. 

Por un lado, el gobierno de la 4T no ha resuelto el problema de desabasto de medicamentos, dándole prioridad a la inversión despilfarradora en sus obras “insignes” e inútiles: Tren Maya, Aeropuerto de Santa Lucía, Refinería Dos Bocas, Megafarmacia, etc. No es casual que los cubrebocas kn95 hayan escaseado y, por lo mismo, aumentado de precio; que la vacuna contra la influenza haya dejado de ser gratuita y se venda de 380 hasta los 800 pesos.  

Por otro lado, la clase patronal, como siempre, muestra desinterés, insensibilidad y poco humanismo al ignorar, exactamente igual que el gobierno, el problema sanitario en ascenso: minimiza cada caso y le dice a sus trabajadores que “solo se trata de una simple gripa y que sigan trabajando”. Esto último, la mayoría de las veces, en contubernio con los médicos del IMSS, los cuales, como todo mundo sabe, casi nunca otorgan incapacidad al trabajador por más que éste requiera de descanso para recuperar la salud.  

Así, la triple alianza compuesta por el gobierno morenista, los patrones y el IMSS, adoptan la consigna de silenciar, o en el mejor de los casos, minimizar el nuevo embate del COVID en su nueva variante. A los patrones no les interesa en lo más mínimo que los contagios se propaguen en la fábrica y que incluso, algunos de sus obreros, los más débiles en sus defensas inmunológicas, fallezcan abatidos por el COVID o por “neumonía atípica”, al fin y al cabo hay una larga fila de desempleados esperando una oportunidad para entrar a trabajar. Por si fuera poco, también hay un sinfín de jóvenes ansiosos de ingresar, por primera vez, al gran ejército de trabajadores asalariados.  

Los patrones, al igual que el gobierno morenista, aplican la teoría del “rebaño”, la cual consiste en no atender los casos de contagio para que se mueran los que, por ser los más débiles, se tenían que morir, y sólo sobrevivan los más fuertes. Así depuran a sus esclavos asalariados, quedándose con los más fuertes, los cuales serán víctimas de una cruel sobreexplotación. 

Que inmensa diferencia de actitud ante este grave problema, entre un gobierno que defiende los intereses de los capitalistas como es el de Morena, y un gobierno socialista como el de China que hace valer el mandato constitucional de resguardar la vida y la salud de todos sus ciudadanos los cuales suman, ni más ni menos, mil 428.6 millones. Recordemos que, al inicio de la pandemia, los chinos construyeron en diez días un hospital con tecnología de punta especializado contra el COVID, mientras que en México se le disminuía el presupuesto a la Secretaría de Salud y se adoptaba la inhumana teoría del “rebaño”. 

Hoy más que nunca, queda claro que la salvación de la clase obrera mexicana ante esta nueva calamidad dependerá del grado de conciencia y del nivel de organización alcanzado por ella misma para enfrentar con eficacia la indolencia del gobierno morenista y los patrones. 

 

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