Ulises Bracho
La fábrica de acero aún no desaparece
entre los vapores ondulantes que cultivan el suelo.
Dana Gelinas, ALTOS HORNOS
El pasado 17 abril en el Diario Oficial de la Federación (DOF) se publicó la declaración en quiebra de la empresa siderúrgica Altos Hornos de México S.A.B., de C.V.(AHMSA) como consecuencia de la falta de pagos establecidos por el caso de la compra-venta de la planta de fertilizantes Agronitrogenados, asunto que causó un perjuicio al patrimonio de Petróleos Mexicanos (Pemex) y daños a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Sin embargo, esta decisión ha afectado a más de 19 mil trabajadores entre sindicalizados y de confianza que, hasta el 13 de mayo, no les han pagado más de tres semanas de sueldo.
La crisis que viven actualmente los trabajadores de AHMSA fue una decisión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al pugnar por el desmantelamiento de la empresa sin pensar siquiera en los trabajadores afectados a sabiendas de que, años atrás, dicha empresa ha enfrentado problemas económicos por diversas circunstancias, por lo que ha sido rescatada por gobiernos anteriores con la finalidad de que no cierre sus puertas y no se ocasione la debacle para uno de los municipios estratégicos de Coahuila: Monclova.
No obstante, desde la llegada de López Obrador al poder se ha percibido una persecución constante en contra de los propietarios de AHMSA, sobre todo de Alonso Ancira Elizondo, quien estuvo encarcelado por supuestos actos de corrupción. Independientemente de la responsabilidad o no que dicho empresario tenga, lo cierto es que, desde Palacio Nacional, López Obrador pidió la cabeza del “rey del acero” diciendo que “nosotros estamos dispuestos a ayudar y lo hemos hecho… Pero el empresario, el dueño, el señor Ancira tiene que tomar una decisión” (Forbes, enero 2023).
Después de la renuncia de Ancira –el pasado 20 de abril– AHMSA ya cuenta con un nuevo Consejo Administrativo liderado por Daniel Chapman, dueño del fondo Argentem Creek Partners, cumpliéndose así la voluntad que AMLO anhelaba desde años atrás. No lo sabemos a ciencia cierta, pero para López Obrador arruinar al rey del acero era un capricho que decidió llevar hasta sus últimas consecuencias con tal de demostrar que su política contra los patrones corruptos (léase no alineados al morenismo) es irreductible, mientras que, detrás del escenario, le besa la mano a Ricardo Salinas Pliego o a Carlos Slim. Y, mientras tanto, como Salomé con la cabeza degollada de Juan Bautista, López Obrador, a pesar de haber satisfecho de su deseo de doblegar a Alonso Ancira, no ha cumplido con su disposición “a ayudar” ni Argentem tiene un plan para pagar inmediatamente los sueldos atrasados de los trabajadores. Como era de esperarse, desde que AMLO ordenó la renuncia de Ancira se lavó las manos con aquello de que “no vamos a utilizar de manera irresponsable el dinero público para un rescate como se hacía antes» (El Sol de Torreón, 2023).
Es evidente que esta crisis ha calado en la economía del municipio de Monclova, sin embargo, existen otras localidades donde la quiebra de AHMSA fue un hecho terrorífico porque dejó en el desamparo a más de 1,500 familias que dependían totalmente de dicha empresa como es el caso de El mineral de Hércules, localizada en la región semidesértica, al noroeste de Coahuila y colindante con Chihuahua; principal fuente de abastecimiento del concentrado de fierro que AHMSA requiere para la producción de acero. Por fortuna, se ha extendido a nivel estatal una alarma humanitaria para solidarizarse con los trabajadores mineros de la región noreste del estado.
Y para colmo de los males, el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores Mineros, encabezado por el Lic. Ismael Leija Escalante, desde años atrás a puesto oídos sordos a los reclamos y violaciones a los derechos de los trabajadores y esta vez, no fue la excepción. Sin ninguna alternativa que ayude a mitigar el hambre que padecen los miles de trabajadores, el 12 de mayo los obreros rompieron definitivamente con sindicato de Leija Escalante y se manifestaron en favor del Sindicato Minero que encabeza Napoleón Gómez Urrutia, Senador de la bancada morenista, que, a decir verdad, tiene una negra historia que lo vincula como cómplice de diversas tragedias que han quedado impunes como es el caso de Pastos de Conchos. Conscientes o no, los trabajadores están pasando del sartén a la lumbre.
Es sorprendente el número de personas inconformes por la decisión que tomó el presidente de México con respecto al cierre de Altos Hornos, porque es evidente que son los trabajadores quienes pagan todas las malas decisiones que el Gobierno, la empresa y el sindicato realizaron sin medir las consecuencias. Y ahora, los desprotegidos, los que cada día se levantan para vender su fuerza de trabajo para generar la riqueza del país, sí, los miles de obreros de Altos Hornos, están en el desamparo total.
Queda claro que, si los acereros no son capaces de analizar con detenimiento y trazar un plan de lucha capaz de blindarlos ante cualquier crisis futura, repetirán la dolorosa experiencia que hoy, nuevamente, se les presenta porque, a mi juicio, no atacan el problema de raíz que es la falta de organización, unión y lucha entre los trabajadores. El punto de partida es la formación de un sindicato construido por auténticos trabajadores y no esperar a que Gómez Urrutia venga a salvarlos cuando detrás de él no hay sino un charro cuatroteísta. Solo la unión y combatividad de la clase obrera permitirán obtener con éxito no solo sus salarios devengados, sino el pleno respeto a sus derechos laborales.