Otra más, de quienes se creen los dueños del mundo

Ismael Canseco

Desde octubre de 2023, todos hemos sido testigos de cómo se han venido cometiendo las peores atrocidades del mundo por parte del Estado de Israel en contra de la población civil palestina con el claro propósito de adueñarse de su tierra e irlos desplazando, pues para eso han masacrado a gente inocente como niños, mujeres y ancianos, haciendo uso de todo el armamento bélico a su alcance, que es mucho, destruyendo escuelas, hospitales, lugares para refugiados, iglesias y mezquitas de las más antiguas del mundo, así como toda su infraestructura en materia de servicios, dejando en ruinas la Franja de Gaza, donde impera la insalubridad, el dolor, la miseria y el hambre, pero aún peor y lo más condenable, es que el régimen sionista prohíbe la entrada de ayuda humanitaria para la población en situación de hacinamiento, donde no cuentan con el más mínimo alimento, así como la falta de medicinas, agua e innumerables carencias. Se trata del peor genocidio cometido contra la humanidad en este nuevo siglo, con el único objetivo de apropiarse de la tierra de los palestinos, de sus recursos naturales y sus mercados, todo esto con la complacencia de los países de Occidente con Estados Unidos a la cabeza.

Basta echarle un vistazo a las declaraciones del presidente norteamericano Donald Trump, del 4 de febrero de 2025, justamente quince días después de haber jurado protesta para su segundo periodo como presidente de ese país, donde, en conferencia de prensa realizada en la Casa Blanca a lado del genocida, belicoso y criminal Benjamín Netanyahu, expresó su intención de que Estados Unidos se apropie de la Franja de Gaza, así como se escucha ¡apropiarse!, según él, con la visión de reurbanizar el territorio y convertirlo en la “Rivera de Oriente Medio” lo que llevaría a un desplazamiento forzado de aproximadamente dos millones de palestinos; pero cuando lo cuestionaron los medios de comunicación sobre cómo se adquiriría el territorio, Trump de la manera más cínica, afirmó que Estados Unidos “lo tomaría”. Esa es y ha sido pues la explicación de por qué tanta sevicia cometida en contra de un pueblo indefenso, la de despojarlo de su territorio y para eso no les importan las violaciones a los derechos humanos, la violación al derecho internacional y todas las bestialidades habidas y por haber, solo para favorecer a los intereses del capital arraigados en Israel.

Pero, otra más de quienes se creen los dueños del mundo. El viernes 13 de junio todos amanecimos con la noticia de una serie de ataques por parte de la aviación de Israel en contra de Teherán, la capital de Irán, en especial contra instalaciones militares y civiles, además de laboratorios para el desarrollo de la energía nuclear con fines médicos y pacíficos; esto con el pretexto inverosímil de que el régimen iraní “está fabricando bombas atómicas“ y por eso esta agresión tan brutal e impune de Israel donde ha asesinado a varios líderes políticos, militares, científicos y religiosos de Irán, provocando un conflicto de graves consecuencias.

En varios informes las autoridades de Irán han declarado que su porcentaje de enriquecimiento de uranio apenas llega al 70% solo para cuestiones médicas y no al 90% o 100% requeridos para fabricar una bomba atómica; y es creíble pues Irán firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, además del asedio desmedido y asfixiante que vive el régimen por parte de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) que preside el argentino Rafael Mariano Grossi. En contraste, el gobierno de Israel goza de canonjías celestiales pues no se dignó a firmar dicho Tratado, tampoco es molestado, visitado ni inspeccionado en sus centros de desarrollo de energía nuclear por parte de la OIEA, es decir, una actitud parcial y alcahueta de esta última, para favorecer al régimen que encabeza el criminal Benjamín Netanyahu.

Pero hay más. De acuerdo con informes serios de asiduos científicos y expertos en geopolítica, Israel cuenta con centenares de bombas atómicas; he ahí el sesgo de quienes se encargan de “supervisar y sancionar” el excesivo desarrollo de la energía nuclear, pues con esto queda demostrado la vil mentira del primer ministro israelí y esa serie de ilegales ataques tan condenables contra Teherán, que no se pueden entender más que como una perversa y vil maniobra, un ataque “preventivo” contra el núcleo energético de los BRICS, en especial contra Rusia, China e India y es por eso que el chacal Netanyahu actúa con tanto descaro e impunidad ante los ojos del mundo, pues sabe que cuenta con el beneplácito y apoyo incondicional de Estados Unidos, solo así se explican estos atropellos al derecho internacional masacrando a la población civil y a sus líderes en la república islámica de Irán.

Solo la intervención de los dos principales líderes del mundo como son Vladimir Putin y Xi Jinping de Rusia y China, respectivamente, podrían contener las ambiciones del presidente de Estados Unidos de actuar como si fuese el dueño del mundo y, en consecuencia, frenar sus intenciones de llevar a cabo en Medio Oriente un conflicto bélico de proporciones mayúsculas e inimaginables para la humanidad, además de que, si se agudiza el conflicto, Irán podría cerrar el estrecho de Ormuz, sitio marítimo estratégico que une al Golfo Pérsico con el Océano Índico, por el que pasa casi una cuarta parte del petróleo mundial, además de gas natural proveniente de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Catar, Kuwait y Bahréin, lo que provocaría que se disparen los precios de los hidrocarburos en el mundo y, con ello, un descalabro en la economía global.

Como vemos, las guerras obedecen a intereses económicos, pues las libertades, la democracia y, sobre todo, la vida humana no les interesa a los países imperialistas al servicio del capital; basta recordar la invasión a Irak en 2003 de los vecinos del norte y la OTAN, donde no encontraron ninguna arma química de destrucción masiva que tuviese el régimen de Saddam Hussein, pues la finalidad era adueñarse de ese país, cuna de la civilización. Ese y no otro, es el interés de quienes se creen los dueños del mundo; por ello, para el criminal régimen israelí es indispensable controlar esa importante región del mundo.

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