"Antes de que proliferaran los celulares con una batería enorme de “juegos”, estaban muy extendidos y eran muy populares los juegos de mesa que reunían a los amigos y familiares en torno de un gran cartón con ilustraciones y unos dados para jugarlos: la Oca y Serpientes y escaleras".
Antón Rojo
Antes de que proliferaran los celulares con una batería enorme de “juegos”, estaban muy extendidos y eran muy populares los juegos de mesa que reunían a los amigos y familiares en torno de un gran cartón con ilustraciones y unos dados para jugarlos: la “Oca” y “Serpientes y escaleras”. En este último, si los dados llevaban a una casilla marcada con el dibujo de una escalera, subía el jugador varios niveles acercándose a ganar, y si de malas los dados le deparaban una casilla señalada con la cola de una serpiente tenía que bajar perdiendo todo lo avanzado. Poco más o menos esto último, de las serpientes y escaleras, es lo que le ha venido pasando a la reforma por la reducción de la jornada laboral en manos de todos los diputados.
A estas alturas, todos los trabajadores que estaban a la expectativa sobre la posibilidad de que la Cámara de Diputados aprobara la reducción de la jornada laboral a 40 horas, se han quedado en ascuas sin saber qué es lo que está pasando. En el Informador Obrero nos consta que muchos trabajadores esperaban, como se les estuvo diciendo, que en el período ordinario de sesiones de la Cámara de Diputados que se realizaría durante septiembre, se subiría al pleno de la misma el dictamen de la Comisión de Trabajo sobre las reformas al artículo 123 constitucional que había sido aprobado desde el pasado 25 de abril proponiendo la tan anhelada reforma y que ahí, en el pleno, se votaría y se aprobaría, parecía que a la jornada de 40 horas le tocaba escalera… pero no sucedió así.
Sin dar mayores razones ni justificaciones, solamente se informó que el punto de acuerdo no se había subido al pleno y que no se discutiría en dicho período, que en lugar de eso, la propuesta se llevaría a discusión en un “parlamento abierto” durante varias sesiones “para escuchar todas las opiniones”, “alimentar la iniciativa” y “estudiar su viabilidad” y, una vez hecho esto, sacar algunas conclusiones. En pocas palabras, todos los diputados que podían y debían hacer algo para que se le diera curso al tema se desentendieron y dejaron que la iniciativa de reforma fuera bateada para tratarse en un “parlamento abierto”, es decir, al limbo legislativo, porque del tal “parlamento abierto” no saldría nada que le diera fuerza al punto de acuerdo: sólo era hablar, hablar y hablar. Nada más. A la reforma por la reducción de la jornada le tocó serpiente y se fue para abajo.
Y así, después de más de un mes de “parlamento abierto”, con toda la verborrea que logró producirse ahí, fueron otra vez con sus “aportaciones” al pleno porque ya con eso ahora sí se daría la tan prometida aprobación. Parecía que a la reforma por las 40 horas le tocaría escalera pero “[…] la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados […] explicó que el martes 28 (de noviembre), en reunión con el Grupo Parlamentario de Morena se solicitó que el dictamen fuera regresado a la Comisión de Puntos Constitucionales para que sea modificado conforme a las consideraciones vertidas en los foros del Parlamento Abierto de esta reforma. Y, como dicha petición fue aprobada por la Mesa Directiva, el dictamen fue turnado a la Comisión para ser sometido a discusión, modificado y votado nuevamente” (Diario Publimetro 29 de noviembre 2023).
Es decir, la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados envió a la Comisión de Puntos Constitucionales las conclusiones de los foros y el dictamen mismo para que se vuelva a dictaminar ¡a pesar de que ya venía desde abajo con un dictamen favorable!
Y allá fue a dar la reforma por las 40 horas, a que la Junta Directiva de la Comisión de Puntos Constitucionales viera qué hacer: si remite su dictamen original sin modificarle nada o si convoca a una nueva sesión para hacerle modificaciones. Cabe mencionar que la Junta Directiva está integrada por 15 diputados en total: siete son de Morena, tres del PAN y uno del PRI, PT, MC, PVEM y PRD, respectivamente, es decir, en dicha Junta, Morena y sus aliados tienen 10 de 15 votos asegurados, o sea mayoría, pero contando con que, hasta ahora, también han estado a favor de la reforma el PRI y el PRD, habría entonces 12 de 15 votos a favor de la reforma, para poderla regresar tal cual fue acordada en su origen y enviarla para su aprobación en el actual período ordinario de sesiones que termina el 15 de diciembre.
Además, Morena y sus aliados también tienen mayoría en el pleno de la Cámara: de 500 diputados, Morena tiene 252, el PT 44, el PES 23 y el PVEM 11, para dar un total de 330 diputados, es decir, el 66 por ciento y casi las dos terceras partes del total de los 500 representantes; de modo que puestos a una votación y sólo para quedar bien, seguro que por la jornada de 40 horas se sumarían, si no todos, sí la mayoría de los 49 de PRI, 12 del PRD y los 24 del MC para formar la mayoría necesaria (dos terceras partes del total de diputados) que se requieren para aprobar una reforma constitucional que es precisamente lo que implica la reducción de la jornada a 40 horas. Pareciera otra vez que pudiera tocarle escalera a la tan ansiada reforma, pero…
Para atajar cualquier riesgo contra lo que verdaderamente defiende y representa, López Obrador, el dueño de Morena y sus satélites y mandamás de todo el aparato de gobierno de la 4T, incluidos los diputados, salió al púlpito de su mañanera el 5 de diciembre a decir que en México se necesita de más tiempo para aprobar la reducción de la jornada laboral a 40 horas: “AMLO pide posponer reforma de la reducción de la jornada laboral. El mandatario se pronunció a favor del debate y pidió que el actual período de sesiones no se perciba como una fecha límite para aprobar la reforma de las 40 horas de trabajo […] Todavía no termina el período legislativo, hay tiempo, no es una cosa de resolverse el 12 (de diciembre), hasta propondría respetuosamente que el 12 no se convierta en una fecha fatal, que se dé tiempo y que incluso se invite a todos y se revise qué pasa en otros países”, expresó el presidente sobre la reducción de la jornada.
“Durante la conferencia matutina, el mandatario afirmó que el debate en torno a la jornada de 40 horas es positivo, por lo que consideró que se debe “escuchar más” y presentar argumentos, pero sin tener una fecha límite en este período de sesiones” (Diario El Economista del 5 de diciembre de 2023).
Y no sólo frenó de esta manera cualquier posibilidad de que la mencionada reforma fuera aprobada, también se dio a la tarea de disculpar a la principal cabeza del empresariado mexicano (y socio suyo en varios de sus proyectos de capricho faraónico) Carlos Slim: “[…] constaté -dijo AMLO- que Carlos Slim se opone no por no estar a favor de los trabajadores, sino porque él sostiene que lo que hace falta en el país es más trabajo…” O sea que si Carlos Slim está en contra de la reducción de la jornada laboral a 40 horas, según AMLO, no es porque esté en contra de los trabajadores, sino “porque en el país hace falta más trabajo” ¡Pero si precisamente a los trabajadores era a quienes les interesaba y convenía la reducción de la jornada laboral y, por ello, resulta evidente que todos los que se opongan a ella, como Carlos Slim (y el propio AMLO sirviéndole de tapadera) son enemigos de los trabajadores!
En pocas y descarnadas palabras: va para atrás la reducción de la jornada laboral a 40 horas. El que domina al país como dictador ya habló y dijo que no, y todos sus diputados tendrán que obedecer. Los dados manipulados por López Obrador marcaron otra vez, serpiente para la reforma.
El mandamás de la 4T mandó y los súbditos debían obedecer. Y aunque hubo algunos que patalearon, como Susana Prieto Terrazas, que presume de ser la promotora de las 40 horas (cosa falsa, pues como recordábamos ya en el Informador Obrero N° 75 esa es una demanda muy antigua del movimiento obrero), esta señora que, incluso, había convocado a los obreros que controla a movilizarse el 12 de diciembre en la Cámara de Diputados, terminó diciendo que el presidente no ejercía presión sobre la Cámara y en cambio, “acusó al Partido Acción Nacional (PAN) de bloquear el avance de la reforma” (Aristegui noticias 8 de diciembre 2023).
Pero no señora Susana Prieto, no fue el PAN -con todo y que fue el único partido que se manifestó en contra de la iniciativa- quien echó para atrás la reforma de las 40 horas, fue López Obrador y tras él todos sus súbditos: “Diputados de Morena decidieron posponer la discusión de la reforma que reduciría de 48 a 40 horas la semana de la jornada laboral”, anunció el diputado Juan Ramiro Robledo.
“El presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales señaló que ello es para ir de la mano con la postura del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien pidió que se le diera más tiempo de debate a la reforma al artículo 123 constitucional” (Diario Reforma 8 de diciembre de 2023).
Así es que debe quedarle muy claro a todos los obreros de México: fue López Obrador y Morena quienes echaron para atrás la reforma de las 40 horas obedeciendo y disculpando al rico empresariado mexicano.
En el número 75 de nuestro Informador Obrero de octubre pasado, adelantábamos que esto era precisamente lo que podía suceder, dijimos: “¿Ahora bien, quién en su sano juicio votaría o se opondría a la reducción de la jornada o al incremento del aguinaldo? Parece que no habría quien. Salvo la clase patronal… que frente a tales cambios enfrentaría algunas dificultades pero que intentará hacer valer su poderío económico y sus componendas de todo tipo con el gobierno de la 4T para no salir tan raspados”. Y así va sucediendo: los empresarios se impusieron y a la 4T ni siquiera le interesó sacar, aunque fuera de consolación, lo del incremento del aguinaldo de 15 a 30 días.
Y también agregamos aquella vez: “En cuanto a la reducción de la jornada también lo más probable es que se trate de atenuarla lo más que se pueda (aplicándola en retazos, rebajándola, condicionándola) […] Lo más seguro pues, es que se acuerde diferir la propuesta o irla aplicando por etapas”. Esto dijimos en octubre y eso es lo está sucediendo.
Al actual gobierno de la 4T le interesó más en estos días, por ejemplo, echar encima la aplanadora de su poder legislativo para liquidar los fideicomisos de los trabajadores de la SCJN; le interesó más lanzar su fuerza parlamentaria para tomar el acuerdo apresurado de liquidar a NOTIMEX, la Agencia de Noticias del Estado Mexicano donde más de 300 trabajadores se encontraban en huelga desde hace más de 3 años defendiendo sus derechos laborales y se quedaron ya sin trabajo. ¿Y por qué para sacar adelante la jornada de 40 horas no hizo lo mismo? Ya dijimos que tiene mayoría para poderse imponer en la Cámara, ¿y entonces por qué no la uso para sacar adelante la jornada de 40 horas? Simplemente porque el bienestar de la clase trabajadora no está dentro de sus verdaderos intereses y porque sólo la usó, y la seguirá usando el próximo año, para sus fines electorales.
Con todo esto de las serpientes de la 4T en la reducción de la jornada laboral, los obreros mexicanos debemos convencernos, de una vez por todas, de que ni los de antes ni tampoco el gobierno actual, que se precia de ser “de los pobres”, son gobiernos que representen los verdaderos intereses históricos de los trabajadores. Los obreros mexicanos no tenemos un partido que nos represente y esa es nuestra gran debilidad como clase social. Si queremos salarios verdaderamente justos y remuneradores, jornadas laborales que no sean extenuantes y abusivas, mejores leyes y derechos laborales, necesitamos buenos sindicatos de pelea por los derechos obreros, pero necesitamos, sobre todo, formar un verdadero partido obrero que nos encabece en esas luchas como clase y que vayamos agrupados en él a la batalla por lograr que el poder político en nuestro país pase de las manos de los ricos a las manos del pueblo trabajador.