Ulises Ramírez
Compañera trabajadora, trabajador, en nuestra entrega anterior comentamos acerca de los riesgos de trabajo, su clasificación y algunas obligaciones tanto del trabajador y principalmente del patrón; en esta ocasión veremos información derivada del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) acerca de los riesgos en el trabajo formal y cuáles son los de mayor incidencia.
No se nos debe olvidar que, por disposición Constitucional, los patrones están obligados a observar y cumplir las normas legales sobre seguridad e higiene en las instalaciones de su establecimiento, fábrica o taller y, por tanto, a adoptar las medidas necesarias para prevenir accidentes al interior de los mismos, garantizando la seguridad y vida de los trabajadores y con mayor razón de las mujeres embarazadas.
Ahora bien, de acuerdo con información por parte del IMSS el reporte de los riesgos de trabajo es alto. Según los datos más recientes del IMSS, cada día se reportan casi mil (1000) accidentes laborales, una cifra muy alta y esto afecta principalmente a los trabajadoras y trabajadores y, por consiguiente, a sus familias. Las estadísticas de dicho instituto revelan que las actividades con mayor número de accidentes laborales incluyen:
Trabajadores en actividades elementales o de apoyo (24 mil 178).
Empleados de ventas y despachadores (16 mil 669).
Trabajadores en control de almacén y bodega (14 mil 638).
Barrenderos y trabajadores de limpieza (12 mil 729).
Demostradores y promotores (12 mil 456).
Cocineros (11 mil 720).
Chóferes vendedores (9 mil 793).
Cargadores (8 mil 773).
Conductores de camiones y automóviles de carga (8 mil 670).
Trabajadores de apoyo en la industria no clasificados (7 mil 835).
Esta situación, de suyo preocupante en sectores comerciales y de promoción, indica una falta de cultura de prevención por parte de los patrones donde ellos creen que el trabajo a desempeñar por los trabajadores no supone mayor riesgo para estos.
Asimismo, el IMSS reporta que en el 85 por ciento de los accidentes laborales estuvo involucrado un acto inseguro por parte del trabajador, ya que muchos de los trabajadores no cuentan con el equipo necesario o desconocen el protocolo de seguridad en su empresa.
Además de los accidentes, las enfermedades ocupacionales también son un problema preocupante. En un año se reportaron más de 15 mil casos de padecimientos laborales, excluyendo los datos por Covid-19. Por otro lado, los trastornos músculo-esqueléticos representan al menos cuatro de cada 10 casos, consolidándose como una de las principales enfermedades de trabajo según el IMSS.
Lo anterior debe llamarnos la atención y, por consiguiente, estamos obligados a tener una mayor participación como trabajadores al interior de los centros de trabajo, cumplir y hacer cumplir con el reglamento de trabajo a efecto de evitar accidentes, hacer uso de los medios a nuestro alcance para tener una mejor información, para darnos cuenta que al estar mejor informados acerca de nuestros derechos y cómo exigirlos permitirá tener un ambiente de trabajo en mejores condiciones para llevarlo a cabo con seguridad e higiene, ya que en ello va nuestra integridad física y mental.
Esto viene al caso toda vez que durante el inicio del 2024 se observó un crecimiento de las renuncias por condiciones peligrosas, acoso y maternidad. Estos tres motivos representan el 36 por ciento de los 654 mil 852 eventos de abandono de trabajo reportados entre enero-marzo de este año, y un incremento de 15 por ciento con respecto al 2023, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Las renuncias por deterioro de condiciones laborales o que implicaban un riesgo para la salud y la seguridad pasaron del 15 al 17 por ciento del total de abandonos de trabajo o ante la falta de cumplimiento de las normas de seguridad e higiene que es obligación de los patrones guardar y cumplir para con los trabajadores.
Los datos que arrojan tanto el IMSS como la ENOE, hay que tenerlos muy en cuenta compañero y compañera trabajador por que a medida de que nosotros estemos atentos, nos informemos y dejemos de lado ideas que por años se nos han impuesto, avanzaremos de la mejor manera en nuestra seguridad. Frases como “ponte la camiseta” o que los trabajadores se “casan con la empresa” encubren ambientes laborales con jornadas extensas, cargas excesivas o violencia que aún persisten y que, por tanto, es nuestra obligación exigir el cumplimiento del reglamento de trabajo y, en caso omiso del patrón, el deber de denunciarlos.
Además de lo anterior, se incrementaron las renuncias por ambientes de trabajo peligrosos, crecieron los abandonos de empleo motivados por acoso o discriminación. El 3.2 por ciento de todas las renuncias fueron por esta razón, con un crecimiento anual de 0.8 puntos porcentuales, el tercer incremento más alto al interior de todos los motivos para salir de una empresa. Las trabajadoras y trabajadores mejor informados acerca de sus derechos están exigiendo relaciones laborales basadas en el respeto, en su integridad física y mental, en condiciones favorables para llevar a cabo su trabajo, sin embargo, hay muchas empresas donde hay demasiado rezago en demostrar un compromiso real y objetivo para con los trabajadores a sabiendas de sus necesidades.
En el último año, los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) evidencian una mayor demanda de las personas trabajadoras por entornos laborales seguros y sanos, lo cual es y debería ser, por ley, una condición para realizar el trabajo. No obstante, sabemos que aún persisten prácticas patronales nocivas y hasta criminales donde se demuestra palmariamente que a las empresas les importa un comino la vida de los trabajadores al no darles seguridad social ni mucho menos equipos de protección, pues saben y confían en que detrás de cada trabajador hay cientos de ellos esperando una oportunidad de tener trabajo.
Las renuncias impulsadas por la búsqueda de un mejor salario disminuyeron del 14.9 al 13.5 por ciento del total de eventos de abandonos de empleo registrados entre el primer trimestre del 2024 y el mismo período del 2023, claro está que si estoy en una empresa donde me pagan más pero existen condiciones de insalubridad, falta de equipo o violencia, el empleado busca otro trabajo aunque paguen menos, porque sabe que no vale la pena arriesgar una pierna, un brazo, un ojo o la vida misma a cambio de un salario; aunque me atrevo a afirmar que muchas veces los trabajadores se arriesgan a ello porque saben que el trabajo formal es escaso, mal pagado y, principalmente, porque tienen la necesidad de proporcionar el alimento seguro para sus familias.
Otro de los rubros es la maternidad, la cual sigue muy castigada. En el último año, la maternidad se mantuvo entre los principales motivos de renuncia. En el inicio de 2024, más de 100 mil personas, el 94 por ciento mujeres dejaron su empleo por embarazo o responsabilidades familiares.
Las cifras reflejan la carga desproporcionada de cuidados que absorben las mujeres toda vez que tienen su trabajo y llegando a casa todavía atienden las necesidades de su hogar; que en el mejor de los casos el varón les apoya cuando comprende de las múltiples tareas a realizar dentro de casa. Asimismo, hay un enorme rezago en la construcción de los espacios de trabajo que permitan ejercer la maternidad sin renunciar al empleo.
De acuerdo con el informe Mujeres en el trabajo 2024 de Deloitte, la fuerza laboral femenina está “sintiendo un desequilibrio en el cuidado y las responsabilidades domésticas”. El 50 por ciento de las trabajadoras con pareja e hijos asegura que asume todas las tareas de cuidado, en 2023 esa proporción era cuatro puntos porcentuales menor.
Esta situación tiene un impacto en la continuidad de las carreras o desarrollo técnico, donde dos de cada 10 trabajadoras encuestadas afirman que la falta de acceso a servicios de cuidado infantil las puede obligar a dejar su empleo o detener su desarrollo profesional.
En México, las renuncias por embarazo o tareas de cuidado representan el 17 por ciento de todos los eventos de abandono de empleo; está a la par de las salidas voluntarias por riesgos laborales. En 2023, representaban el 13.8 por ciento de los casos.
Derivado de los datos arriba enunciados, es un deber de nosotros, las trabajadoras y trabajadores, informarnos y conocer bien a bien qué derechos nos otorga la ley, cómo exigirlos para no poner en riesgo nuestra vida y que nuestros seres queridos no sufran las consecuencias; saber qué hacer en caso de sufrir un accidente; asimismo, debemos saber que una de nuestras garantías constitucionales es el de estar organizados para exigir respeto a nuestros derechos laborales, porque debemos recordar que muchos patrones hacen uso y abuso del viejo adagio que reza “divide y vencerás”, que no quieren que formemos un sindicato, a sabiendas que ese es nuestro derecho ya que contando con un auténtico sindicato tendremos el instrumento legal necesario para exigir de una manera eficaz el cumplimiento de la ley en beneficio de quienes generamos la riqueza en este país.