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Sobre el triunfo del sindicato independiente en Tridonex

 

Ricardo
Torres

          El pasado 28 de febrero del año en curso, en la empresa
norteamericana Tridonex, productora de autopartes para automóviles, ubicada en
Matamoros, Tamaulipas, se realizó el recuento de trabajadores para decidir qué
sindicato debería ser el titular del contrato colectivo de trabajo (CCT) existente
en dicha empresa. Los contendientes fueron el Sindicato de Trabajadores
Industriales de Plantas Maquiladoras y Ensambladoras (STIME), afiliado a la CTM,
quien durante años fue el titular de dicho contrato y, por otro lado, el
Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios (SNITIS)
quien el año pasado demandó la titularidad del CCT. El resultado fue
contundente: de un total de 1,313 sufragios emitidos, el SNITIS obtuvo 1,125
votos a favor. Sin duda un triunfo irreversible.

          Visto en la superficie, los trabajadores agrupados en el SNITIS
lograron sacudirse al viejo charrismo sindical de la CTM representado por el
STIME y, por tanto, pareciera que los triunfadores no pueden ser otros que los
trabajadores de Tridonex. Sin embargo, si nos detenemos a investigar un poco
más a fondo quiénes son los promotores de este cambio sindical, encontraremos
que se esconden aviesos intereses económicos, políticos y sindicales que los
trabajadores de Tridonex, y de México, debemos conocer y tener presentes para
no ser engañados.

          Lo que ocurre en Tridonex no es el resultado espontaneo de la
lucha de los obreros que, por fin, conscientes de la explotación y el abuso a
que son sometidos por la empresa y el sindicato charro, han decidido unir sus
fuerzas para sacudirse al charrismo de la CTM. Las cosas no son tan simples
como parecen. En este proceso sindical existen intereses internos y externos
que son ajenos a los trabajadores.

Veamos
los intereses de naturaleza externa. En Tridonex  se está aplicando la política laboral que el
Gobierno norteamericano le impuso a nuestro país a través del T-MEC y la
reforma laboral de 2019. Las dificultades que enfrenta el capital
norteamericano obligan a su Gobierno a establecer nuevas normas comerciales que
favorezcan su mercado. En la lucrativa industria
automotriz, los dueños de las empresas estadounidenses argumentan que existe
una competencia desleal
porque
en México nuestra mano de obra es más barata, hecho que
provoca
un desplazamiento de miles de capitales y puestos de trabajo de Estados Unidos
hacia nuestro país, por tanto, lo que buscan los promotores norteamericanos con
el cambio sindical en Tridonex es tener el control directo de los nuevos
estándares salariales que deben establecerse en el mercado de la industria
automotriz en favor de la competitividad y el capital norteamericano.

          Así las cosas, en mayo de 2021 la
Federación Americana del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales
(AFL-CIO), la central sindical más importante en Estados Unidos, en el marco
del T-MEC y la reforma laboral de 2019, solicitó al Gobierno norteamericano que
presentara una queja ante el Gobierno mexicano porque en Tridonex se
obstaculiza la elección de una representación sindical independiente en su
planta de Matamoros, Tamaulipas.

          De
esta manera, utilizando el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida contenido en
el capítulo 23 del T-MEC, el Gobierno norteamericano  promovió la queja por violación a los derechos
de los trabajadores de Tridonex propuesta por la AFL-CIO. Como podemos observar,
la verdadera presión y exigencia para un cambio de sindicato en Tridonex no provino
de la fuerza misma de los trabajadores mexicanos, sino principalmente del
Gobierno y el sindicalismo norteamericanos que, disfrazados de defensores de
los trabajadores, en el fondo trabajan en favor del capital
estadounidense.    

Esta
grosera intromisión del Gobierno y los sindicatos norteamericanos en la vida
laboral de nuestro país, utilizando un lenguaje manipulador sobre la justicia, la
democracia y la libertad sindical, es a todas luces una trampa del capital para
primero penetrar al seno de la clase obrera mexicana y luego asumir el control ya
no solo de los sindicatos sino también de la aplicación de las normas laborales
en nuestro país.

De
esta forma y con el apoyo asegurado de los gobiernos de Estados Unidos y de México,
en julio de 2021 el SNITIS promovió ante la Junta Federal de Conciliación y
Arbitraje (JFCA) una demanda de titularidad por el CCT en Tridonex. El SNITIS
acudió entonces a la contienda sindical en caballo de hacienda.

El
representante de la AFL-CIO, Eric Gottwald, aplaudió los resultados de la
gestión y dijo “apreciamos los esfuerzos de los gobiernos de Estados Unidos y
de México 
para
resolver el caso en una manera que garantice el derecho de las y los
trabajadores de Tridonex
 a elegir democráticamente su sindicato
sin temor a represalias […] la interposición de una demanda por la titularidad
del contrato colectivo de 
Tridonex en la Junta Federal de Conciliación y
Arbitraje, 
SNITIS está ejerciendo
sus derechos en el contexto de la reforma laboral del primero de Mayo de 2019 y
del 
T-MEC. Hacemos un llamado a las autoridades
mexicanas y estadounidenses para asegurar que las y los trabajadores de
Tridonex tengan un pronto, libre y justo recuento sindical”. Lobos con piel de
corderos.

A hora
bien, a estos intereses norteamericanos debemos sumar, además, los intereses de
naturaleza interna. Con la llegada de AMLO a la presidencia de la república, el
gobierno morenista se ha empeñado en desplazar a la CTM del férreo control que
por décadas ha tenido sobre la clase obrera de nuestro país. Un viejo y
anacrónico sindicalismo oficial cetemista que el Estado mexicano construyó y
moldeó en favor de los patrones desde el nacimiento mismo del sindicalismo en
México, en donde los trabajadores quedaron sometidos y subordinados al Gobierno
a raíz del vergonzoso pacto suscrito entre los dirigentes de la Casa del Obrero
Mundial y el Gobierno de Venustiano Carranza para combatir juntos contra las
fuerzas revolucionarias de Villa y Zapata. Desde entonces hasta nuestros días
el Estado mexicano ha servido al capital nacional y extranjero a costa del
sometimiento y control de los obreros de México. Esa fue la tarea que el
régimen le encomendó a la CTM.

En
consecuencia, el hartazgo acumulado de los trabajadores asalariados en contra
de la CTM está más que justificado, ya que se trata de un sindicalismo patronal
que engaña al obrero, lo manipula y adormece su capacidad de lucha. Por tanto,
sacudirse al sindicalismo charro de la CTM es un paso importante si en su lugar
se colocara a un sindicalismo genuino que, en el marco de la ley, exija y
reclame al patrón el cumplimiento y respeto a sus derechos. Sin embargo, el
riesgo que enfrentan los trabajadores de Tridonex consiste en que el viejo
sindicalismo charro priista como instrumento del Estado para favorecer al
capital, sea sustituido por un nuevo sindicalismo charro morenista que también
sea utilizado como instrumento del Estado para favorecer al capital, es decir, que
la maniobra consista en cambiar de sindicato, siglas y colores para que todo siga
igual, en favor de la competencia, el mercado y el capital.

Haciendo
una analogía con los acontecimientos políticos ocurridos en el país en 2018, el
hartazgo del pueblo en contra del priismo se manifestó en las urnas, el pueblo
castigó al PRI y votó por Morena; sin embargo, a tres años del “nuevo” gobierno
la realidad nos dice que las cosas están iguales o peor que antes. De idéntica
forma hoy, con justa razón, los trabajadores sindicalizados castigan a la CTM,
pero ingenuamente depositan su esperanza de justicia laboral en las centrales y
sindicatos independientes promovidos por el morenismo.         

          Al frente del SNITIS se encuentra la abogada laborista
Susana Prieto Terrazas, diputada federal por Morena, conocida por su activismo
en los  paros y huelgas realizados en un
importante número de maquiladoras en Matamoros, en 2019, lucha sindical que
bautizaron como Movimiento 20/32, (porque en la frontera norte se exigió 20 por
ciento de aumento salarial y un bono de 32 mil pesos). Ahora puede entenderse
mejor que este movimiento encabezado por Susana Prieto, hoy convertido en el
SNITIS, tuvo en 2019 el decidido apoyo del Estado.

En
suma, el Gobierno morenista necesita desplazar a la CTM y garantizar votos para
las futuras contiendas electorales, por ello, con el apoyo del Estado y junto
con los senadores expriistas hoy morenistas Napoleón Gómez Urrutia y Pedro
Haces Barba, Susana Prieto está cumpliendo con la encomienda dictada por AMLO.     

Pero
si los asalariados de México queremos conocer y entender la verdadera política
laboral de la 4T hacia los trabajadores, basta con recordar la represión que
sufrieron los obreros en la refinería de “Dos Bocas”, en Tabasco; los dos años
de huelga que sostienen los trabajadores de Notimex; o el apoyo del gobierno
morenista a Ricardo Aldana para mantener en PEMEX al viejo grupo priista
sindical del corrupto Romero Dechamps. En estos ejemplos descubriremos el
verdadero rostro laboral del gobierno morenista.

          Que nadie se engañe, detrás del triunfo de SNITIS en Tridonex
hay gato encerrado. Por tanto, para no quedar atrapados entre los intereses
externos norteamericanos y los intereses internos del morenismo, los
trabajadores deben aprovechar las coyunturas que ofrece el T-MEC, la reforma
laboral y la pugna sindical entre el viejo y el nuevo priismo (disfrazado de
guinda), sí, pero al mismo tiempo están obligados a impulsar un genuino
sindicalismo que no obedezca a los propósitos económicos del capital extranjero
ni a los objetivos políticos y electorales del morenismo, sino que en verdad
defienda los legítimos intereses de los trabajadores. De no ser así, las cosas
seguirán estando iguales o peor que antes. Al tiempo.     

 

         

 

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