Mauricio Lagunas
Como todos los años, la temporada de lluvias ha comenzado; y en 2025 se espera que abarque los meses de mayo a noviembre, con lo cual se espera que puedan recuperarse los niveles de agua en las presas más importantes del país para proporcionar del vital líquido a las familias en las grandes ciudades, y con ello también podrían verse beneficiados los agricultores de algunas importantes zonas del país.
Sin embargo, hay que decirlo con toda claridad, no para todos resulta tan provechosa la temporada de lluvias. En las zonas costeras del país casi siempre son las más afectadas a causa de los ciclones, huracanes y tormentas tropicales, por lo que cada año sufren la devastación que dejan estos fenómenos naturales al perder parte de su patrimonio que con tanto esfuerzo y trabajo han conseguido; algunos más perdiendo incluso hasta la vida en no pocas ocasiones, tan solo hay que recordar el año pasado con el huracán Otis y este año el huracán Erik que dejaron no menos de 59 personas sin vida.
Podría pensarse que los agricultores son quienes más se ven beneficiados por la temporada de lluvias, sin embargo, los cambios climáticos sufridos debido a la contaminación y a la falta de medidas para reducir su impacto han hecho que las lluvias sean devastadoras en muchos casos haciendo perder las cosechas de la gente que trabaja y vive del campo, hecho por el cual nos vemos afectados todos ya que, al perderse las cosechas, los precios de la canasta básica alimenticia se elevan y pega, sobre todo, en los bolsillos de la gente más pobre del país que es la inmensa mayoría.
En las ciudades las inundaciones aumentan cada año ya que los gobiernos han dejado en el abandono la infraestructura y el mantenimiento de coladeras y del drenaje pluvial, por consiguiente, la falta de planeación y la acumulación de basura son factores que agravan la situación. Pero, en algunos casos, no es porque no haya recursos económicos para poder hacer nuevas obras o darle mantenimiento a las que ya existen, por ejemplo, en la asignación de recursos del Paquete Económico para la Ciudad de México destaca el Fondo de Infraestructura, Movilidad, Agua y Seguridad: con una inversión histórica de 6 mil 951 millones de pesos, con un incremento de 185.9 por ciento.
Según datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), en el 2023 hubo eventos naturales relevantes que dejaron daños y pérdidas por 88 mil 910 millones de pesos a nivel nacional, los desastres de origen hidrometeorológico representaron 98.1 por ciento de las afectaciones totales.
Además, las inundaciones ocasionan caos vial y problemas en los traslados de los capitalinos. En las últimos días se han reportado caída de árboles y encharcamiento en hospitales, afectaciones en líneas del Sistema de Transporte Colectivo Metro, así como en vialidades importantes, lo que hace más difícil el traslado de los trabajadores que día a día tienen que desplazarse a sus centros de trabajo con trayectos que van de las dos horas o hasta más; pero a los patrones no les importa en qué condiciones lo hagan, tienen que presentarse sí o sí a trabajar, y de no hacerlo corren el riesgo de que con una cierta cantidad de retardos se hagan acreedores a descuentos en su salario o, en el peor de los casos, a ser despedidos.
Las inundaciones, las sequías y otras catástrofes relacionadas con el agua están aumentando a causa del cambio climático y, dado el crecimiento demográfico y la disminución de la disponibilidad de ese recurso natural en muchos lugares, se incrementará la cantidad de personas que sufren por estos fenómenos, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Las lluvias extremas han causado inundaciones masivas en muchos países y ciudades del mundo. Millones de personas han sido desplazadas y muchas perdieron la vida y México no es la excepción. Recordemos que existía un Fondo de Desastres Naturales (Fonden), recurso que estaba destinado para atender los efectos de los fenómenos naturales, especialmente cuando estos superaban la capacidad financiera de los propios estados.
Este fideicomiso se extinguió en el 2021, durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador, o mejor dicho lo extinguieron, y a partir de ese momento ya no existe ese colchón financiero. Por tanto, los ciudadanos se encuentran a expensas de lo poco que se les pueda apoyar y de lo que sus posibilidades económicas les permitan.
Como podemos observar, la obra pública y los servicios para la clase trabajadora se encuentran abandonados y en deterioro, no se construyen puentes, no se pavimentan calles, no se arreglan las alcantarillas, no se arreglan las tuberías, no se le da el mantenimiento al sistema de transporte colectivo metro, etc. Y lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida social, entre ellos, los sistemas nacionales de salud o educación, que van de mal en peor. En fin, no hay atención a las necesidades de la población ni solución a sus demandas más sentidas.