Marat Barca
En días recientes fueron dados a conocer los datos que arrojó la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), elaborada en 2022 bajo auspicio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). De acuerdo con la información publicada, 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes tienen algún tipo de ocupación laboral, lo que representa el 13.1 por ciento del total de menores de edad en nuestro país. Las áreas en donde desempeñan las actividades se concentran en el campo, los servicios, el comercio, la minería y la construcción; ello sin contemplar las labores domésticas a las que son sometidos después de haber cubierto su jornada laboral y de las que también da cuenta la medición arriba señalada.
Asimismo, la información pública sobre este sector permite anotar el comportamiento a lo largo de los años, por ejemplo, la misma encuesta, pero del 2019, reportó una población ocupada de 3.3 millones de menores de edad, es decir, para 2022 existió un incremento de 462,472 menores. Si le acercamos la lupa al incremento veremos que cada mes se incorporaron al mundo laboral 9 mil 634 y cada día 321 infantes. Datos alarmantes cuya primera reacción generan horror y enojo.
El reporte también registró que el rango de edad en donde se concentra dicha población trabajadora es entre 15 y 17 años. Este dato es importante porque nos indica que el crecimiento en la incorporación al trabajo obedece a tener que contribuir al ingreso familiar. Aún más, si lo relacionamos con el periodo de medición de la encuesta 2019-2022 nos encontramos con información resultado de un evento mundial como la pandemia del Covid-19. No hay duda de que existe una relación directa entre la adversidad que padecen los adultos y su correspondiente afectación en la familia.
Pero no todo se reduce a la incorporación de empleos formales para ayudar a la economía familiar. El Departamento del Trabajo de Estados Unidos publicó el Informe sobre trabajo infantil y trabajo forzoso 2022, en el que señala que el reclutamiento de la infancia por el narcotráfico sigue siendo una práctica común y al alza. Por sus características físicas, sus actividades se desempeñan en la vigilancia, transporte y venta de droga.
Dentro de la información pública sobre el contenido de la ENTI 2022 encontramos en la base de datos de los cuestionarios elaborados el sentido del diseño con el que está elaborada la encuesta. Además de las estadísticas recogidas propias del rango de edad y los sitios de trabajo, se almacena información relacionada a las características de viviendas seleccionadas (tipo de material de la casa, artículos del hogar con los que cuentan, etc.); características del hogar (ingresos, tipos de ingreso, amenazas que existen en su entorno inmediato, etc.); características demográficas (número de residentes y familias que las habitan, características de los residentes como edad, sexo, ocupación); finalmente, un apartado sobre ocupación y empleo.
A primera vista parece que en la estructura de la encuesta encontramos el problema y su consecuente solución: si el origen del trabajo infantil lo encontramos en el seno de las propias familias, bastaría con hacer que los padres de familia tengan mejores ingresos. Empero, el problema no termina ahí. En el pensamiento de la población en general atribuimos la suerte de los infantes como una responsabilidad exclusiva de los padres, propio del descuido de la pareja, de los matrimonios prematuros, de los divorcios masivos, etc.
Nada más alejado estamos de entender el problema y su solución. Por ahora anoto que no es muy difícil pensar que, si de la información de la encuesta no se derivan políticas públicas serias para enfrentar el problema e irlo conteniendo y reduciendo, de nada servirán los esfuerzos de registro de datos. Amigo lector ¿usted conoce que los partidos que nos han gobernado, incluido el actual que se dice diferente, han implementado en nuestro país medidas serias en las que podamos confiar para erradicar el trabajo infantil?
La respuesta a la pregunta arriba planteada, cualquiera que sea el argumento, será siempre no, pues viola un principio básico de la prosperidad y desarrollo de los pueblos: los problemas que padece el sector de la población que no es propietaria de un medio generador de riqueza, solo podrán ser atendidos si el propio pueblo se pone a la cabeza de su solución. Nadie lo hará por él, aunque se diga su representante y ostente el poder. Por tanto, el pueblo debe conquistar el poder político a partir de representantes de su misma clase y, desde ahí, de la mano del pueblo, encabezar todo lo que tenga que ser cambiado, incluida la erradicación del trabajo infantil.
Decía Federico Engels que el nivel de igualdad de una sociedad está determinado por el lugar que se le da a la mujer. Yo agregaría y por el trato humanista que se le de a la niñez.